Los Philadelphia 76ers llegaban a este inicio de temporada con ilusión desbordada. Esta bien se podría resumir en la aparente plenitud física que mostró James Harden desde el primer día del training camp. Pero había muchos más factores para creer que esta vez sí había un gran equipo para llevar en volandas a Joel Embiid hasta la candidatura al campeonato.
Evidentemente, aún es pronto para que dichas ensoñaciones se desvanezcan. El 0-2 que registra el equipo ahora mismo es sobre todo fruto de enfrentarse a dos de los máximos aspirantes al anillo. Con los cuales se ha competido de tú a tú en casi todo momento. Sucede que ese “casi” es más relevante de lo que cabría esperar porque desnuda carencias que los Sixers conocen al dedillo y que toman imagen y semejanza de su técnico.