Joe Ingles y Mike Conley: ser padre en tiempos del coronavirus

La NBA no ha podido mantenerse al margen de la gran incertidumbre en la que la pandemia mundial por coronavirus ha sumido al planeta. Cuando la liga echó el cierre allá por el mes de marzo, nadie era capaz de predecir el gran impacto que iba a causar este virus ni cuándo podría jugarse de nuevo. La crisis social latente en Estados Unidos no hizo más que ensombrecer los pronósticos. Durante varias semanas, el regreso de la competición estuvo en serio peligro. Poco a poco, el trabajo conjunto de todas las partes interesadas obtuvo sus frutos en forma de una burbuja de la que nos separa menos de un mes antes de comprobar su verdadera efectividad.

Ya fuera por miedo a un contagio, a una lesión o a echar por tierra todo el trabajo conseguido durante las manifestaciones por la injusticia racial y la brutalidad policial, muchos jugadores se replantearon seriamente su presencia en Orlando. Algunos, por uno u otro motivo, han confirmado que no estarán en Disney World. Otros, como es el caso de Joe Ingles y Mike Conley, acudirán a la cita de Florida aunque con la seguridad de sus familias siempre en mente.

Los dos jugadores de los Utah Jazz son padres de dos niños pequeños y un tercero al que le restan pocos meses para unirse a la familia. La esposa de Conley, Mary, espera a su tercer hijo a finales de agosto, mientras que Renae, mujer de Ingles, deberá esperar hasta noviembre. Ahora que la NBA afronta las semanas previas a su reanudación, la preocupación de ambos jugadores sigue centrada en su familia, aunque esta ha cambiado de perspectiva.

El base se enfrenta así a una posibilidad muy real de tener que abandonar Disney World para estar presente en el nacimiento de su hijo, coincidiendo con la disputa de los playoffs. De este modo, Conley no solo se perdería los correspondientes partidos durante su ausencia, sino que estaría obligado a cumplir una estricta cuarentena de cuatro días (así lo contempla el protocolo en estos casos) y los consiguientes test para descartar un contagio.

En este escenario, el baloncesto se convertiría en un aspecto secundario, tal y como ha confirmado el ex de los Grizzlies al medio Deseret News. “Lo importante en ese caso sería poder ver a mi mujer y al bebé. Me siento más cómodo sabiendo que podría ir a verlos en cualquier momento.”

Para Ingles, los temores que rodean el COVID-19 tienen que ver menos con la seguridad en Orlando y más con lo que sucederá cuando todo termine y esté preparado para regresar a su casa para reunirse con su familia.

Su hijo de 4 años, Jacob, ha sido diagnosticado con autismo y sufre alteraciones en la regulación del sistema inmunitario. Una condición que conlleva un mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el coronavirus, raíz de todos los temores del internacional australiano. “Una de las cosas más aterradoras es volver a casa con mi familia, no tener síntomas y poder contagiarlo. Regresar será algo que tomaré también con mucha cautela.”

La NBA ha establecido una larga lista de pautas y medidas dentro de su protocolo de seguridad, así como un riguroso programa de test y pruebas constantes para detectar el virus. Tanto Conley como Ingles han tomado nota del minucioso trabajo realizado por la liga para que los jugadores se sientan seguros y lo más cómodos posibles durante su estancia en Orlando. Sin embargo, las dudas que ambos jugadores albergan no son tanto por el protocolo sino por la confianza en que el resto de jugadores y el personal presente tomen todas las precauciones. Un dilema que comparten otros jugadores. Hace apenas unos días, Damian Lillard afirmó que “no cree que todos los jugadores cumplan con la normativa.”

Incluso con un meticuloso plan de actuación, un mayor conocimiento del virus y abundante precaución, el aspecto psicológico también será muy importante. No existe la garantía de que Conley disponga del tiempo suficiente como para estar presente en el nacimiento de su hijo, mientras que Ingles no estará en casa para celebrar el quinto cumpleaños de sus gemelos. “Habrá algunos días en los que estaré malhumorado. No podré estar en el cumpleaños de los niños y habrá otras cosas que echaré de menos”, afirmó el internacional aussie.

Cabe destacar que estos dos casos no son los únicos marcados por la paternidad de sus protagonistas. El pasado 23 de junio, Trevor Ariza anunció que no viajará a Orlando para cuidar a su hijo. El alero de los Blazers ha estado involucrado en una serie de resoluciones judiciales por la custodia de su hijo de 12 años. La sentencia del juez dictaminó que el jugador disponga de un periodo de visitas de un mes para dedicar a los cuidados de su hijo, el cual ha decidido ejercer coincidiendo con el retorno de la competición.

Pese a todo, los jugadores están haciendo todo lo posible para prepararse para una nueva participación en los playoffs que espera no verse truncada. Los Jazz no podrán contar con una pieza tan importante como Bojan Bogdanovic, quien se perderá lo que resta de campaña tras ser sometido a una cirugía en su muñeca el pasado mes de mayo. Tanto Ingles como Conley verán incrementados sus minutos y su importancia en el sistema de Quin Snyder. Si finalmente no pueden contar con el base en post-temporada, el panorama será todavía más desalentador para los de Salt Lake City.

(Fotografía de portada de Alex Goodlett/Getty Images)


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