Kenneth Faried, fuera de la rotación de los Nuggets

Recapitulemos. Durante el verano, los Denver Nuggets hacían su all-in: Paul Millsap. Ese fichaje llevaba implícito una clara indirecta: Kenneth Faried no estaba evolucionando en su juego como cabía esperar. Y consciente del nuevo status quo y de lo que podía ocurrir a continuación, el ala-pívot lanzó su órdago ante la prensa: «No soy un jugador de banquillo». Puede que diera justo en el clavo.

Sin Millsap, tampoco

El pasado 27 de noviembre, conocíamos una pésima noticia; noticia que, por otro lado, abría de par en par la ventana de la esperanza para Faried. Millsap caía lesionado de su muñeca izquierda y el paso por quirófano le tendría apartado de la competición al menos tres meses. ¡Tres meses! Tiempo más que suficiente para que ciertas declaraciones no murieran en el fango de la fanfarronería.

«Soy un titular. Lo he sido durante toda mi vida. Y voy a luchar para conseguir un puesto como titular. Simplemente no voy a relajarme y que alguien lo coja”. Del dicho al hecho hay un trecho. Del banquillo a la grada, quizás no tanto.

El último partido que disputó Millsap antes de la lesión, fue el del 17 de noviembre. Desde entonces, ya sin él, los de Colorado registran un balance de 10 victorias y 9 derrotas. La racha mejora si acotamos a un pasado reciente: de los últimos cuatro encuentros, los Nuggets han vencido en tres. Y de los últimos cinco, Faried ha jugado en cero. A Mike Malone le salen las cuentas.

«Nuestro trabajo es ganar partidos, y estamos ganando partidos ahora —explica el coach al Denver Post—. En los últimos diez partidos, tenemos el tercer mejor rating defensivo de la NBA. Y somos uno de los mejores equipos en el rebote. En estos instantes, Kenneth no forma parte de la rotación. Obviamente esto puede cambiar en cualquier momento. Pero, ¿por qué debería ponerlo por delante de Nikola [Jokic] o Trey [Lyles] cuando están jugando tan bien en estos momentos?». Ventana cerrada de un sonoro portazo.

Rotación «Thibodiana»

Repasemos la última rotación de Malone. Ayer mismo ante Minnesota; prórroga incluida. Sólo ocho jugadores: Jamal Murray, Gary Harris, Wilson Chandler, Nikola Jokic y Mason Plumlee de titulares; Will Barton, Trey Lyles y Torrey Craig como única aportación desde el banquillo —y contribución de Darrell Arthur testimonial—.

La salvajada de minutos del perímetro también es alarmante, pero eso ya lo abordaremos en otro post. Por dentro, Jokic, un jugador que ya se ha perdido varios partidos por lesión esta temporada, se consumió durante 41 minutos. Así de claro tiene que verlo su técnico para excluir con semejante descaro a The Manimal.

El nuevo y el ascendido

La exclusión de Faried coincide, y no por casualidad, con otras dos irrupciones. Lyes y Craig han entrado en la rotación y convencido a su entrenador cuando nadie lo esperaba.

Uno llegado esta misma temporada de Utah; Lyles promedia 16 puntos y 5,3 rebotes en los nueve últimos partidos. Lo de Craig asombra más aún; al pobre cobijo de un two-way-contract, está haciendo valer su híbrido rol a base de bien… y sobre todo de defensa.

¡Defense!

Su impacto atrás es brutal; y no se arruga ante las sombras más largas. Westbrook, Butler, Durant y Towns —tremenda miscelánea posicional— aparecen entre sus últimos emparejamientos. Su momento de oro llegó ante los Pelicans, cuando le tocó defender a Jrue Holiday en la jugada que buscaba ser un game winner… y quedó en block pullup jump shot.

Malone: «Sabe proteger su espacio. Sabe para lo que está aquí. Y creo que es genial, porque manda un mensaje: ‘si quieres jugar, tienes que defender'» —¿Recado?—.

Faried, cadáver estadístico

Si bien curiosamente Faried cuenta con el tercer mejor PER (19) de su equipo, quienes tiene por delante son precisamente dos de sus oponentes en la pintura, Jokic (24,2) y Lyles (19,5). No obstante, este dato en este caso concreto puede resultar engañoso o al menos incompleto: con el ex del Team USA—qué lejos parece— sobre el parquet, el ritmo tiende a acelerarse y pronunciarse el uso del pick and rolls y posesiones breves, favoreciéndose el pace; y he aquí que PER considera la variable del pace-adjusted, quedando por tanto aumentado el PER de Faried de una forma un tanto artificiosa o inflacionaria.

Por otro lado, la estadística avanzada que tanto importa al coach, no habla muy bien de Faried; el power forward queda en evidencia respecto a sus primeros trotes en la Liga, época en la que se ganó el sobrenombre que hoy, inmerecidamente, acuña.

Su Defensive Win Share —impacto que genera su defensa en las victorias del equipo— es de un 0,4. Por situarlo en perspectiva, en su segundo año fue de un 3,4.

Asimismo, su Win Share global es, en lo que va de temporada, del 1,4. Alcanzó su pico también en su año sophomore, (7,8), siendo todavía más que aceptable el mismo curso pasado (4,5). Y estos datos parecen estar de lo más frescos en la cabeza de Mike Malone.

Huele a…

16 minutos en 25 partidos promedia The Manimal para 6,6 puntos y 5,2 rebotes. Y todo indica que irá a peor. Los playoffs no esperan a nadie en el Oeste y las matemáticas juegan en su contra. De titular indiscutible a la grada sin casi flirtear con la suplencia. Definitivamente tenía razón: Faried no es un jugador de banquillo.

Y mientras tanto, el tufo a traspaso empieza a formar una densa ampolla sobre el cielo de Denver…

*Datos obtenidos de ESPN Stats y Basketball-Reference


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