La búsqueda del equilibrio dentro del caos

Los Oklahoma City Thunder están inmersos en un año de transición tan radical y pronunciado que es muy complicado sacar conclusiones firmes o establecer objetivos concretos. Al joven grupo que han reunido no se les ha exigido un número determinado de victorias. Tampoco es sencillo trabajar en una identidad colectiva cuando muchas de las piezas están a prueba y no saben si permanecerán en el equipo la próxima temporada.

Por lo tanto, el patrón común que ha seguido el equipo en estas tres primeras semanas de competición responde a la experimentación y el análisis. Así lo demuestra el reparto del tiempo en pista: trece de los quince jugadores utilizados por Mike Daigneault superan los diez minutos de promedio. Tan solo Gabriel Deck (5,3) y Vit Krejci (3,0) se hallan al margen. De todos ellos, Shai Gilgeous-Alexander, Luguentz Dort, Darius Bazley y el rookie Josh Giddey son los únicos en irse por encima de los 22 minutos. Hay mucho que probar y una regular season se consume a un ritmo mayor de lo que sugieren sus 82 partidos.

Sin ser brillante, ha sido la defensa la encargada de sustentar el sistema de juego en estos primeros partidos. Los Thunder están permitiendo 106,4 puntos por cada cien posesiones, el 14º mejor registro de la NBA. Sin embargo, sus apenas 99,1 puntos anotados en la misma cantidad de posesiones suponen un registro tan solo empeorado por los Detroit Pistons (98,2), peor récord de la Conferencia Este y tercero de la liga.

Aún así, esta ineficacia ofensiva ha logrado abrirse camino para marcar tendencia dentro de la liga. En lo que va de temporada, los Thunder promedian 70,2 drives por encuentro, el registro más alto de la competición con muchísima diferencia. Para quien desconozca el término, la NBA considera como drive a toda aquella jugada en la que un jugador recibe el balón al menos a seis metros de distancia de la canasta para conducir y driblar directamente hasta ella.

Este dato en frío no aporta absolutamente nada así que la situaré en perspectiva. Los propios Thunder lideraron la NBA el pasado curso en estas situaciones con 61,7 unidades por partido, un dato que supuso el máximo para un equipo desde que la liga comenzó a registrar esta estadística en 2013.

Así, estos 70,2 drives por encuentro no solo suponen un nuevo récord, sino que superan en casi quince a sus más próximos perseguidores: Charlotte y Sacramento. El último clasificado, Denver Nuggets, apenas alcanza las 30,5 por duelo.

¿Convierte esto a los Thunder en un equipo peligroso o predecible?

Esta verticalidad ofensiva está siendo la seña de identidad de los Thunder de Mike Daigneault. Un recurso que encuentra en su máximo exponente de aplicación a Shai Gilgeous-Alexander.

Si son los de Oklahoma City los que encabezan la clasificación colectiva, el guard hace lo propio con la individual. Ningún otro jugador de la NBA ataca la zona restringida de forma tan habitual como él: 23,6 veces por encuentro. Los siguientes, Malcolm Brogdon (21,7) y Ja Morant (21,4).

Superada esta primera barrera defensiva, las virtudes de Gilgeous-Alexander se materializan en diversas alternativas. Acierta un 46,4% cuando busca la canasta. Por el camino, provoca hasta 3,7 faltas, máximo registro de la liga en estas situaciones. Y si la pintura se colapsa, diez de estas 23,6 oportunidades finalizan en un pase hacia un compañero.

Es precisamente en este último punto donde se encuentra uno de los focos del problema. Solo 1,6 de estos pases se materializan en una asistencia. Una cifra en la que jugadores como Brogdon (3,3), Luka Doncic (3,0), Fred VanVleet (2,6) o Russell Westbrook (2,5) le sacan muchísima ventaja. ¿A qué se debe? Sencillo: sus compañeros no la enchufan con tanta facilidad.

Los Thunder están naufragando por completo en el tiro. Ocupan la 29ª posición en acierto en tiros de campo (36,0%) y eficiencia (47,3%), y la 28ª en acierto en triples (30,0%) y true shooting (51,0%). Vamos, que es muy difícil tirar peor. De hecho, solo dos jugadores están promediando más de catorce puntos por encuentro: el propio Shai (22,6) y Luguentz Dort (14,1).

No obstante, Gilgeous-Alexander no es el único jugador del equipo encargado de esta tarea. Josh Giddey promedia 14,4 drives por partido. Dort, 9,9. Bazley, Kenrich Williams, Ty Jerome, Tre Mann y Theo Maledon registran entre tres y seis por encuentro. Cualquiera de su grueso de la rotación es capaz de tomar las riendas y atacar la zona desde que asoma el más mínimo desajuste defensivo rival.

Por supuesto, los resultados importan. Y aunque a los Thunder no se les exigen victorias, los problemas ofensivos suponen una tarea a abordar en el corto plazo. En el equilibrio se halla la virtud. Así, el presumible próximo paso en la reconstrucción del equipo señala a la necesidad de añadir tiradores capaces de aprovechar y exprimir estas situaciones. En este punto, Sam Presti será el encargado de mover ficha y facilitar esta transición.

(Fotografía de portada de Tim Warner/Getty Images)


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