Hay vida en Atlanta más allá de Trae Young. Las alarmas saltaron en la ciudad este domingo cuando el base abandonó la pista del State Farm Arena tras pisar accidentalmente a un árbitro. Finalmente pudo regresar a la cancha aunque visiblemente lastrado por su tobillo. En el último cuarto solo pudo añadir tres tantos más a los 32 que llevaba hasta entonces. Así, poco más pudo hacer que observar el recital anotador de Khris Middleton y encajar el golpe de una derrota que situaba a los Bucks por delante en la eliminatoria.
La voracidad competitiva de Young lo impulsó a abrir las puertas a su participación en el Game 4, aunque se chocó de bruces contra la realidad de su lesión y el ‘no’ recibido por parte del equipo médico de los Hawks. Confirmada su ausencia en el duelo, no pocos abrazaron el peor escenario posible, adelantando incluso el adiós a la temporada para los de Georgia.
No obstante, estos Hawks han aceptado con gusto el papel de villano y, principalmente, el de azote de todos aquellos que menosprecian sus posibilidades o que los señalan como el rival más débil. Así ocurrió en las eliminatorias previas ante Knicks y 76ers. Una tendencia que se ha extendido a la actual contra Milwaukee.