Lou Williams, un francotirador moldeado por Iverson

Cuando Houston Rockets se hizo con Lou Williams sobre la bocina, más de un entrenador rival –podríamos apostar por 29– se debió echar las manos a la cabeza. En Texas no se conformaban con dejar caliente la línea de tres puntos, querían que salga ardiendo… y lo está haciendo.

Van solo cuatro partidos, pero con este chico que saltó a la NBA sin pisar la universidad ya sobran. Hablamos de un jugador que un jueves descansaba en New Orleans cuando de pronto sonó su teléfono. Un mensaje. Su traspaso a Houston Rockets ya era oficial y debía debutar en tres horas. No hay problema: 27 puntos con siete triples desde el banquillo –»un inicio decente» para Sweet Lou– y a otra cosa…

Bueno, más que a otra, a la misma. Van tres noches vistiendo de Texas y promedia 19,3 puntos con 3,8 triples en 25,3 minutos por noche. ¿Cómo lo consigue? El talento innato se impone en gran medida, pero hay otro resquicio, el del trabajo y la profesionalidad, en el que otro loco bajito, Allen Iverson, le mostró parte del camino.

«Jugué con A.I. y su dicho favorito era: ‘Mantente preparado para que nunca tengas que estarlo’. Ese es uno de los mantras que viajan conmigo, una de las gemas que me dio. Así es como me modelé y así es como me preparo para cada situación», afirma a The Undefeated.

En lucha constante

Iverson no era el jugador más privilegiado físicamente hablando; sin embargo, sacaba fuerzas del dolor y hacía de su ‘desventaja’ una motivación más que Williams, quien coincidió con The Answer de 2005 a 2007 y posteriormente en la campaña 2009-10, añade a su repertorio de muñeca cada vez que salta a la cancha.

«Aprendí mucho de cómo encaraba los partidos. Era un tipo pequeño que salía sintiendo que llegaba a los siete pies (2,13 metros). Poder competir a su lado y ver cómo luchaba por cada partido fue una de las experiencias que cambiaron mi carrera. Le he visto enfermo, golpeado, tirado en la mesa del vestuario 30 minutos antes de empezar… y levantarse, ponerse sus cosas y anotar 40 como si nada».

Anillo al dedo

Lou se enteró de que se marchaba a Houston mientras entrenaba con un amigo; es más, recriminó a éste que su teléfono sonase hasta que le dijo que era su agente, momento en el que se dio cuenta de que «algo pasaba».

«Respiré profundamente. Tras ese momento, me comencé a emocionar al pensar en la personalidad de los Rockets, en la manera en la que juegan sus chicos y en la posición en la que se encuentran en el Oeste. Vamos a disputar los playoffs, así que estoy emocionado por ello. Simplemente sentí que encajaría», sentencia anunciando que esto no ha hecho más que empezar.

Por ahora su nombre brilla cada vez que salta a la cancha, pero cuando llegué el día decisivo, cuando ese tiro marque la diferencia, ahí estará Lou para dar La Respuesta.


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