Que el aterrizaje de Pau Gasol en Chicago ha producido un efecto dominó de beneficio en cadena a partes iguales queda más claro cada día que transcurre en los Bulls.
Después de tres partidos transcurridos en el equipo que orquesta Tom Thibodeau, el saldo colectivo deja dos victorias –ante Knicks y Minnesota– y una derrota –frente a los Cavs en la prórroga–.
Más allá de lo grupal y de la hoja estadística que el ala-pívot sugiere en sus primeros escarceos con los Bulls, la sensación que levantan sus primeros días es de que el Pau Gasol más fresco, aun con 34 años, ha regresado después de dos años difíciles en los Lakers.
En los tres choques disputados hasta la fecha ha vertebrado la primerísima fila de ataque de los Bulls. Ante los Knicks, fue el jugador que más intentos a canasta hizo –11– tras Taj Gibson –12– y firmó 21 puntos. En la derrota ante Cleveland, sus 18 intentos de lanzamiento ganaron el premio al efectivo que más miró a canasta en su equipo; y, por último, ante Minnesota, volvió a ser, con Jimmy Butler –12 tiros–, el que más lanzó y terminó con 20 puntos.
Más liberado
Su aire despejado y animoso en ataque despejan la incógnita de que Gasol aún puede colaborar para que un equipo ascendente alcance cotas importantes. Como es lógico, se siente más liberado y cómodo que en los últimos años, y eso, claro, motiva su rendimiento.
Además, sus números en anotación —18,7 de promedio— a estas alturas se solapan con los que el jugador español ofreció hace cuatro años, al final de la campaña 2010-11. En aquella ocasión, el dominio laker en Playoffs puso un punto y aparte, que todavía perdura, cayendo en semifinales de Conferencia ante los Mavs.