Serie ‘Pabellones NBA’: los Bucks y su camino hacia la MECCA

La NBA está suspendida hasta nuevo aviso pero el balón sigue botando en NBAManiacs. La semana pasada dimos comienzo a varios seriales históricos con el fin de ofrecer el mejor contenido posible a nuestros lectores durante este tiempo de parón. Ayer nos centrábamos en la figura de Jack McCloskey, arquitecto de los Bad Boys, mientras que hoy amanecíamos haciendo un repaso sobre aquel fantástico e irrepetible draft de 1996. Ahora, hacemos un pequeño viaje atrás en el tiempo para conmemorar a aquellos santuarios del baloncesto que han formado parte de la narrativa general de la NBA. Recintos de leyenda, cargados de éxitos y triunfos, pero también de derrotas y decepción. En esta segunda entrega, el The Mecca Arena de Milwaukee.

Primera entrega: el Memorial Coliseum de Portland


Numerosas han sido sus denominaciones desde que abriera sus puertas en 1950. Pero para muchos, entre los que me incluyo, siempre será conocido como ‘La Mecca’, lugar que, como reza el mandato religioso, hay que visitar al menos una vez en la vida. En sus paredes están escritas los mayores éxitos de los Bucks y sobre su parqué corrieron gran parte de los mejores jugadores de la historia de la franquicia. Y de la NBA.

Los Bucks jugaron en dicho pabellón durante veinte años, desde su fundación en 1968 hasta la finalización de la temporada 1987-88. Unas instalaciones de última generación cuando se inauguraron en 1950 por las que se tuvo que asumir un coste de diez millones de dólares. Los Milwaukee Hawks fueron sus primeros inquilinos en la NBA hasta 1955. Bob Pettit, miembro del Hall of Fame, disputó su primera temporada en la liga en el Milwaukee Arena –como se denominaba al recinto por aquel entonces– y sería nombrado Novato del Año antes de mudarse con los Hawks a St.Louis, nuevo destino del equipo después de la temporada 1954-55.

Desde 1955 hasta 1968, el pabellón se convertiría en la casa de la Universidad de Marquette de forma exclusiva. Los aficionados de la ciudad se quedaron sin NBA pero no sin baloncesto de calidad. Tras su llegada en 1964, Al McGuire protagonizó una completa revolución de un equipo, los Golden Eagles, que se coló entre las grandes potencias universitarias del país. El técnico tuvo a sus órdenes a futuros NBA como Maurice Lucas, Earl Tatum, Lloyd Walton, Dean Meminget, Larr McNeil y George Thompson, mientras lideraba al equipo a dos Final Four y al título nacional de la NCAA en 1977.

Pese a esta brecha de trece años, los nombres más ilustres del baloncesto profesional norteamericano de la época pasaron por las puertas del Mecca Arena. De la prestigiosa lista publicada en 1996 con los 50 mejores jugadores de la NBA, tan solo dos de ellos, David Robinson y Shaquille O’Neal, quienes aterrizaron en la liga en 1989 y 1992, no jugaron en dicho pabellón. Para entonces, los Bucks ya se habían mudado al Bradley Center. Desde entonces, el ahora conocido como UW-Milwaukee Panther Arena ha servido como hogar de los Milwaukee Admirals de la AHL de hockey y de los Panthers de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee.

Además, el recinto fue escenario de innumerables conciertos de algunos de los músicos más prestigiosos del siglo XX: Elvis Presley, The Beatles, The Rolling Stones, The Doors, Led Zeppelin, Ray Charles, Frank Sinatra, The Who o Jimmi Hendrix ofrecieron algún show en sus instalaciones.

Referente del pop art

Corrían años difíciles en Milwaukee. La gloria del campeonato de 1971 se había diluido para dar paso a la decepción, la desesperanza y el pesimismo. A la dolorosa derrota en las Finales de 1974 contra los Celtics le siguió la retirada de Oscar Robertson. Un año después, los Bucks no lograban clasificarse para los playoffs y Kareem Abdul-Jabbar hacía las maletas rumbo a Los Ángeles buscando territorios más fértiles.

La afición estaba desolada, con la moral bajo mínimos. Así, Wayne R. Embry, de quien ya hablamos en nuestra serie sobre ejecutivos históricos de la liga, optó por una solución tan particular, como inesperada y extravagante: contactar con el artista pop Robert Indiana, amigo cercano de Andy Warhol, para que diseñase un parqué innovador que nunca nadie hubiera visto hasta el momento.

No se escatimó en gastos. La cúpula de la organización puso sobre la mesa 27.500$ dólares para sufragar una renovación que recibió críticas de todos los colores. Y nunca mejor dicho. Tonos verdes, amarillos, rojos, naranjas y azules tiñeron un parqué considerados por directivos de Marquette como “desagradable”. Con dos enormes letras ‘M’ incrustadas en cada una de las zonas de ataque y el logotipo ‘MECCA (Milwaukee Exposition Convention Center Arena) en el círculo central, Don Nelson, en su primera temporada completa como entrenador de los Bucks pensó que “íbamos a tener que usar gafas de sol porque los colores eran muy brillantes.” Otros, más afines a la creatividad de Indiana, la tildaron como “la única pista cuya superficie está cubierta por completo por pintura”, mientras que los aficionados se mostraban expectantes ante la irrupción de la obra de pop art más grande del mundo.

Su verdadero reconocimiento, como ocurre con gran parte de las obras maestras de la historia del arte, llegó a título póstumo. “La gente estaba emocionada por la pista, pero como jugador no le prestas atención. Vas allí para jugar y ya está. Ahora la ves y te das cuenta que iluminaba un pabellón viejo, monótono y polvoriento. Es atractivo”, declaracía Marques Johnson, cuatro veces All-Star con los Bucks. “Cuando no volví a jugar allí, aprendí lo que representaba dentro de la historia y el arte. Es una obra de arte. En aquel momento no sabía nada sobre ello. Solo pensaba que estaba jugando en una pista extraña”, afirmó Doc Rivers, quien defendió la camiseta de Marquette durante su periplo universitario, para un documental de la ESPN.

El impacto, pese a las críticas, fue inmediato. Millones de habitantes de todo el país quedaron prendados de su estética hasta el punto de incrementar la cantidad de partidos que las cadenas de televisión decidieron retransmitir de aquel equipo. “Logró su objetivo. Se convirtió en uno de los principales temas de conversación del momento”, sentenció Johnson.

Momentos emblemáticos

  • El 10 de enero 1972, los Bucks ponían punto y final a la racha de 33 victorias consecutivas de los Lakers, récord vigente a día de hoy. Abdul-Jabbar ajustició a los que, pocos años después, se convertirían en sus compañeros con un doble-doble de 39 puntos y 20 rebotes. Al final de la temporada, los angelinos se cobrarían la revancha con un 4-1 en las Finales del Oeste.
  • The Mecca acogió el All-Star Game de 1977, el primero celebrado tras la fusión de NBA y ABA. Cinco de los diez titulares procedían de la ‘hermana pobre’, entre ellos Julius Erving, elegido MVP del partido tras sumar 30 puntos y 12 rebotes.
  • La décima temporada de Kareem Abdul-Jabbar comenzó de manera polémica. El pívot regresaba a Milwaukee pero como jugador de los Lakers. A los pocos minutos, Kareem perdió los estribos tras un codazo de Kent Benson, a quien noqueó con un violento puñetazo. Como consecuencia, el jugado de los Lakers se perdería dos meses de competición por una fractura de muñeco y Benson dio comienzo de forma accidentada a una mediocre carrera condicionada por tal episodio.
  • Una de las grandes machadas históricas de los Bucks en playoffs tuvo lugar en 1983. Si bien habían completado una gran regular season (51-31) pocos habrían vaticinado el duro correctivo que aplicaron sobre los Celtics (56-26), un sweep como una catedral por una diferencia media de 11 puntos.
  • El triunfo de Milwaukee sobre los 76ers en la primera ronda de los playoffs de 1987 significó que Julius Erving jugó su último partido como profesional en The Mecca. Los Bucks vencieron la serie en cinco partidos y el alero anotaría 24 puntos en el último duelo. Decía adiós una leyenda en un templo del baloncesto.
https://www.youtube.com/watch?v=P1C7FSrGKWw

Mientras dure la crisis por el coronavirus publicaremos diariamente varios contenidos independientes de la actualidad. Bucearemos en la historia de la NBA, tanto en la reciente, como en la de todas las décadas anteriores. Aprovecharemos este parón de la competición para conocer mejor a los equipos, los jugadores, los entrenadores, los directivos, los partidos llamativos, los pabellones y los equipos históricos por una u otra razón. Lo haremos aquí y en Extra nbamaniacs, lugar donde seguiremos publicando contenido especial libre de publicidad para que los lectores puedan seguir apoyándonos directamente.

Todo este plan editorial lo llevaremos a cabo para entretenernos y pasar mejor estas semanas de encierro que nos quedan a casi todos. ¡Salud!

(Fotografía de portada de Gary Dineen /Getty Images)


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