4 años de ‘un error’ que pudo valer un título

Ayer trazamos las líneas de todo lo tangible; todo lo medianamente normal y previsible que puede suceder en unas Finales por el anillo. Pero no podemos obviar que siempre estamos expuestos a que, en hasta un máximo de siete partidos, suceda algo inesperado que pueda afectar, incluso cambiar, el rumbo de la serie. El campeón del título.

Ayer, también, se cumplieron cuatro años de la acción deportiva más desafortunada, y el error en cancha más inolvidable, de la carrera de J.R. Smith. Era el Game 1 de las Finales de 2018 en casa de los Golden State Warriors, por entonces el Oracle Arena, y su oponente por cuarta vez en cuatro años, eran los Cleveland Cavaliers.

Estos, a falta de 4,7 segundos, estaban a punto de robar el primer partido de la eliminatoria. Un break arriba nada más arrancar que –por conjeturar que no quede– no sabemos el golpe anímico que habría supuesto a los, a la postre campeones, de haberse materializado.

Pero a J.R. Smith le fallaron las cuentas.

En realidad el error carne de meme de Smith vino precedido de otro, casi igual de providencial, de George Hill. El base estaba en la línea de tiros libres y, tras anotar su primer lanzamiento, estaba en disposición de, encestando el segundo, poner a los Cavs por delante en el marcador, obligando a los Warriors anotar en la acción siguiente si querían llevarse el partido. Pero su tiro fue al hierro, y el escolta de New Jersey capturó un rebote colosal.

En ese momento sus compañeros pensaron que J.R. haría una de estas dos cosas: o intentar tirar a canasta inmediatamente (estaba en buena posición y no habría sido raro que hubiese recibido otra falta que le condujese a la personal), o pasar el balón a un compañero bien colocado para intentar un tiro limpio que les diese el triunfo. Pero nada de esto ocurrió, y J.R. como los cangrejos.

El prodigio es que The Prodigy no hubiese muerto a manos de LeBron justo a continuación. La cara del rey lo decía todo, así como la de Steve Kerr, quién respiró más que aliviado. Los árbitros, para aumentar el drama, ignoraron los intentos de LeBron de pedir tiempo muerto cuando éste vio que la oportunidad se les escapaba. Y esta acción, histórica por omisión, supuso el fin de los Cavs, no sólo en el Game 1, donde fueron vapuleados en la prórroga, sino en la totalidad de las Finales.

Aún así, ‘mucho Warriors’

Los Warriors del Big Four, con Durant a bordo, eran mucho más equipo que unos Cavaliers donde ya no estaba Kyrie Irving, entonces en Boston. Arrasaron sin piedad en el resto de la serie, suponiendo la primera barrida en unas Finales desde que once años antes, en 2007, y otra vez con un joven LeBron, los Cavs sufrieran un 4-0 a mano de San Antonio Spurs.

Desde entonces, así somos, «hacer un J.R. Smith» adquirió un significado propio que no necesita mayor explicación. Sólo cabe esperar que en las Finales de 2022 que empiezan esta madrugada nadie haga un J.R. (o un Karius) ni nada que se le parezca. Y que gane el mejor. Como nos gusta decir en Extra nbamaniacs (cuña publicitaria) «sin amarillismos ni chorradas».

Con cariño J.R, foto del post y titular incluído. Por las risas.

(Fotografía de portada de Grant Halverson/Getty Images)


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