No hablamos de una lesión grave, pero sí molesta. LaMarcus Aldridge, pieza fundamental de los Spurs, se dislocó el dedo meñique de su mano derecha el 7 de abril contra los Warriors; desde entonces, el ala-pívot admite que el dolor no ha desaparecido aunque sí que ha disminuido.
«El dolor está ahí pero voy a estar bien. En realidad me siento mucho mejor que el otro día», expresa durante un entrenamiento en el At&T Center pensando ya en el primer partido que este domingo le enfranta a Memphis Grizzlies.
Con la intención de que el jugador se sienta lo más cómodo posible, en el equipo han trabajado para que pueda utilizar una cinta diferente a la que se ha visto hasta ahora en su dedo, ya que la idea es que obtenga una mayor movilidad para poder lanzar mejor a canasta.
«Ahora sólo se trata de acostumbrarme a la forma de hacer las cosas con esta cinta. La realidad es que me siento mejor con esta, puedo flexionar más y eso ayuda», finaliza.