Es una historia que todos conocemos. La ley que discriminaba a la comunidad LGBT aprobada en Carolina del Norte –exactamente la ley estatal HB2– acabó por convencer a la NBA de que el All-Star 2017, designado en un primer momento para Charlotte, se acabase disputando en New Orleans.
Esa determinación, la cual se tomó para proteger a empleados y aficionados de posibles discriminaciones, no supone sin embargo un adiós a la idea de que la ciudad acabe albergando un fin de semana de las estrellas. Tanto es así, que a falta de que se derogue la mencionada ley, el Comisionado de la liga, Adam Silver, califica de «alta prioridad» el llevar dicho evento hasta la ciudad de los Hornets en 2019.
«Nos encontrábamos en una lamentable posición que nos acabó llevando a cambiar el partido de sitio, así que para mí es una prioridad que se celebre, más teniendo en cuenta las inversiones hechas desde el equipo de Michael Jordan y el grupo con el que trabaja, tanto para la ciudad como para los Hornets», expresa durante un acto con el propietario de la franquicia.
Elección congelada
Con la intención de que el All-Star en Charlotte no se demore demasiado, la NBA decidió congelar el nombramiento de la sede de 2019 para dar tiempo a que solucionasen los problemas sociales que impiden que por el momento se celebre allí. Lo que sí conocemos es que la edición de 2018 tendrá lugar en Los Ángeles.