Pasó únicamente dos años allí, pero a Carlik Jones le dio tiempo a convertirse en un jugador autóctono de G League. De esos que reciben a los jóvenes que descienden de los lujos de la gran liga peleando cada acción y dejándose la vida en cada encuentro en busca del sueño de su vida. Que a él nunca le aseguraron. Con apenas 12 partidos jugados en la NBA, repartidos a migajas entre Dallas, Chicago y Denver; el menudo base que representa a Sudán del Sur cada verano que puede desde hace un par de años, supo que seguir allí era chocar contra un muro. Lo que le llevó a la liga China la pasada temporada.
Habiendo vuelto hacer un más que digno papel en los Juegos Olímpicos de París para conseguir la primera victoria de la historia del país en la primera olimpiada que disputan, Jones ha decidido firmar por Partizan. Aunque durante el verano varios equipos NBA llamasen a su puerta. Lo hicieron, probablemente, con contratos de doble vía bajo el brazo. Que Carlik ya ve más como doble filo que como oportunidad real.
Llega en su lugar a un proyecto que debería ser puntero en Euroliga. A fin de cuentas, la segunda competición más potente del planeta. «Hubo unas cuentas ofertas de la NBA, pero no tantas como se rumorearon», cuenta en Mozzart Sport. Aunque admite «sabía desde el principio que Partizan era mi destino». Nada menos que Zeljko Obradovic fue quien descolgó el teléfono para darle una noticia que llegó por sorpresa. Haciendo que Jones pusiese punto y aparte al sueño NBA.
(Fotografía de portada de Gregory Shamus/Getty Images)