Donte DiVincenzo está siendo una de las más gratas sorpresas de los Knicks esta temporada. Especialmente desde que alcanzaron el estatus de aspirantes a partir del fichaje de O.G. Anunoby. El escolta está protagonizando la que es, de lejos, su mejor temporada en la NBA. Las bajas del propio Anunoby y Julius Randle, así como las marchas de Immanuel Quickley, R.J. Barret y Quentin Grimes han expandido su rol. Y todo se lo debe al hombre al que primero acudió para decidir su futuro el pasado verano: Stephen Curry.
En la temporada que estuvieron juntos, la estrella de los Warriors y DiVincenzo tejieron una bonita amistad. Curry se esforzó en hacer de mentor con el ex de Villanova y fue cercano con él desde el primer momento. Por ello, cuando Minnesota Timberwolves y New York Knicks se peleaban por su fichaje, Donte no dudó a quién llamar. «Fue por videollamada. Allí estaban Steph, su familia y su equipo de seguridad. gente cuya opinión no me tomo a la ligera», recuerda el ahora jugador de los Knicks para The Athletic. «Le dije que tomase la opción de New York, es lo que haría yo y lo que le dije que debería hacer», añade el propio Curry.
El resto es historia, y DiVincenzo puso su estampa en el contrato para ser knickerbocker por cuatro años y 47 millones de dólares. «Era la opción acertada. Un equipo de playoff en crecimiento, que le podía pagar más que nadie y en el que iba a tener la cercanía de jugadores con los que compartió universidad», insiste el de los Warriors.
‘Profe’ Steph
Pero DiVincenzo no sólo ‘le debe’ a Steph su gran encaje en el conjunto liderado por Tom Thibodeau. También buena parte de su mejora en el tiro va en su relación con el mejor lanzador de todos los tiempos. No por casualidad, el escolta encadena sus dos mejores temporadas de carrera desde el triple, donde ha superado el 40% (41,6%) por primera vez en la presente campaña. Desde su llegada a la Bahía, Donte se fijó de cerca en la mecánica de tiro de Curry. «Yo pensaba que para ejecutar bien el tiro tenías que tener los pies, las caderas y los hombros alineados», detalla. «Pero fijándome en él, observé que sólo le preocupaba tener los hombros cuadrados. Desde entonces, comencé a priorizar la posición como él lo hacía».
Una muestra más de la infravalorada capacidad de los más grandes para mejorar a aquellos que les rodean.
(Fotografía de portada de Ezra Shaw/Getty Images)