Golden State roza las Finales ante unos limitados Spurs

Golden State está ya a solo 48 minutos de las Finales NBA. El equipo californiano domina por 3-0 a San Antonio tras imponerse a domicilio por 108-120 en un partido cuya emoción duró solo dos cuartos. Sin Kawhi Leonard, sin Tony Parker y sin David Lee (lesionado tras dos minutos de juego), San Antonio plantó cara gracias a un rejuvenecido Manu Ginóbili, pero un tercer cuarto espectacular de Kevin Durant rompió un duelo que, desde la lesión de Leonard, no ha tenido color.

El día de McGee

Ambos equipos hacían retoques en su cinco inicial, con JaVale McGee saliendo de titular por el tocado Zaza Pachulia. Más revolucionaria era la apuesta de Gregg Popovich, posicionando a LaMarcus Aldridge de pívot y colocando a Kyle Anderson como atípico “4”. La apuesta, pensada para liberar a Aldridge de la presión defensiva de Draymond Green, tuvo una consecuencia no tan esperada: ver como McGee jugaba a placer en la pintura de San Antonio, anotando los 7 primeros puntos de Golden State y 13 en el primer cuarto, de 16 totales.


Una también poco habitual segunda unidad, con Davis Bertans en cancha y sin Pau Gasol en un principio, servía para que San Antonio volviera al partido. Pero la desgracia volvía a atacar a los Spurs. David Lee, quien había hecho daño a la defensa de los Warriors desde el poste bajo en sus dos minutos en cancha, se lesionaba su rodilla izquierda en una entrada a canasta, obligándole a abandonar en silla de rueadas la cancha para no volver en el primer cuarto.

Peleando en casa


Aun así, San Antonio mantenía el empuje, poniéndose 4 arriba tras los 12 minutos iniciales de partido, con 9 jugadores diferentes anotando. Con LaMarcus Aldridge lejos de su mejor nivel, Popovich apostaba por repartir la responsabilidad, con éxito inicial. Por contra, la rotación de los Warriors se veía afectada tanto por la lesión de Zaza Pachulia, como con dos faltas tempraneras de Stephen Curry.

Fieles a su estilo, los Spurs conseguían hacer virtud de la necesidad, con nuevos minutos mágicos de Manu Ginóbili (máximo anotador de su equipo con 21 puntos) en el camino. Pero, de nuevo, volvían a sufrir la misma debilidad: un agujero interior que JaVale McGee aprovechaba con una facilidad insultante. San Antonio parecía encontrar un alivio con la tercera falta de Stephen Curry (21 puntos), pero Mike Brown aguantaba en cancha al base y la apuesta daba resultados. Un parcial de 0-12 empezaba a romper el partido a finales del segundo cuarto.

La sentencia de KD


El descanso servía para regenerar al mejor LaMarcus Aldridge. 7 puntos seguidos (de 18 totales) del ala-pívot volvían a lanzar de nuevo a los Spurs. Sumado a un Jonathon Simmons (14 puntos y 5 asistencias) posiblemente a escaso mes y medio de firmar un contrato de 7 dígitos anuales como agente libre, San Antonio volvía a amenazar con un partido al menos igualado.

Pero, de nuevo, el estirón de los Warriors no se hacía esperar. David West (6 puntos y 5 asistencias) ejercía de impecable distribuidor, conectando de forma especial con un Kevin Durant (33 puntos, 19 en el tercer cuarto, y 10 rebotes) que tomaba sin miedo la responsabilidad ofensiva. La resistencia de San Antonio, de nuevo liderada por un Manu Ginóbili en ocasiones genial, contenía a dura penas a unos Warriors que ya dominaban por 12 puntos a 12 minutos del final.

Sin opción


La capacidad de respuesta de los Spurs llegó aquí a su fin. El arsenal de opciones ofensivas de Golden State volvía a exhibirse con majestuosidad, a costa de un rival de nuevo demasiado limitados, sin jugadores ofensivos de la importancia de Kawhi Leonard, Tony Parker y David Lee. Las estrellas de los Warriors tendrían minutos libres al final del duelo, y la diferencia llegaría a acercarse a los 20 puntos. Al final, se quedó en 12, un marcador más corto de lo que se vivió en la segunda mitad.

Con este triunfo, los Warriors se quedan a una sola victoria de sus terceras Finales NBA consecutivas, y se convierten en el tercer equipo que arranca unos playoffs con un balance de 11-0, tras los Lakers en 1989 y en 2001. Un hito que los Cavaliers, el equipo que parece destinado a encontrarse con Golden State en la batalla final por el campeonato, podrían igualar este domingo. Salvo enorme sorpresa, el trofeo Larry O’Brien es ya cosa de dos.


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