«Soy más dominante. A la gente le gusta reírse de esto, pero es la verdad», pronuncia DeAndre Ayton con firmeza después de otra gran actuación individual. El pívot de los Trail Blzers ha superado los 30 puntos en tres de sus últimos cuatro encuentros y encadena siete dobles-dobles consecutivos. Durante su última etapa en los Phoenix Suns a Ayton se le había criticado su falta de carácter. Sobre todo por su incapacidad para sobreponerse a contextos adversos o pesar en los momentos importantes. De ahí (y su abultado salario) que su relación con la organización de Arizona pareciese insalvable y esta prefiriese a Jusuf Nurkic, a cuyo talento se le intuye un techo mucho más evidente.
El cambio de aires parece haberle sentado bien a Ayton. Alejarse del foco mediático de un contender y narrativas ya cinceladas en piedra hubiese sido suficiente. Pero en este último tramo de temporada, además, ha acabado convirtiéndose en benefactor directo del ataque de los Blazers. «Creo que hemos desbloqueado su mejor versión en ataque. Está siendo un monstruo. Súper eficiente y siendo un ejemplo para el resto», expone su técnico Chauncey Billups. Gran parte de ello se lo debe a la sinergia construida junto a Anfernee Simons, su mejor socio en esta racha de buen juego.
Mucho número, poca muestra
Ayton comenzó el curso algo tímido en ataque y, de vez en cuando, sigue teniendo noches demasiado discretas para un jugador de sus posibilidades. Pero, desde el parón del All-Star y a pesar de sufrir una lesión en su mano, el interior está promediando 25,1 puntos y 15,1 rebotes con un 63% de acierto en el tiro. «Seré honesto, intento hacer de todo. No solo hago lo que me demanda el equipo, sino mucho más. En ese punto estoy», asegura el jugador.
A los 25 años el bahameño está aprendiendo a ser un veterano dentro de un vestuario tan joven como el de los Portland Trail Blazers. «Estoy intentando ser un ganador en esta liga. Que se me vea como tal». Esto último quizás suene algo fuera de la realidad en el contexto de un equipo que parece más bien lejos de ser competitivo en el corto plazo (19-47). Pero también es igual de cierto, que a Ayton se le ha tachado de lo contrario en un conjunto que alcanza finales de la NBA y gana más de 60 partidos en una liga regular.
(Fotografía de portada de Steph Chambers/Getty Images)