Si alguien había apostado que sería esta la temporada del declive de LeBron James, más suerte la próxima vez. El alero se ha convertido esta madrugada en el primer jugador en alcanzar los 35 puntos en un partido durante su temporada 21, y tengo la sensación de que esta no será ni mucho menos la última vez que leamos una frase con esta estructura. Porque su fuerza, su inteligencia, su conocimiento y su hambre siguen ahí. Y no parece que vayan a desaparecer.
Que le pregunten si no a los Clippers, que cayeron por 130-125 en el primer derbi angelino de la temporada y rompieron su racha de 11 victorias consecutivas contra sus vecinos en gran medida por culpa de un James incansable que sigue siendo capaz de jugar 42 minutos y ser decisivo hasta el último de ellos. Con 35 puntos, 12 rebotes y 7 asistencias, el de Akron fue la referencia de los suyos de principio a fin, incluyendo un último cuarto en el que produjo entre anotación (12) y asistencias (4) 19 de los 30 tantos locales.
Los de Darvin Ham forzaron así la prórroga en un choque en el que llegaron a perder por 19 tantos, una prórroga que les daría no solo el triunfo sino que les devolvería al Austin Reaves que llevan buscando desde el inicio de curso. Tras una noche tan irregular como las anteriores, el escolta volvió a ser el de los escenarios grandes. El que se atreve e inventa. El que resuelve. Con 7 puntos en el tiempo extra, anotó casi tanto como en los 48 minutos anteriores (8) y más que el resto de sus compañeros en este periodo (6), y se encargó además de poner en pie al pabellón con un robo y un contraataque que culminó poniendo un alley oop a LeBron.
Con todo, tan o más importante fue un Anthony Davis que estuvo para todo lo que se le pidió. Jugando de pívot o de lo que hiciera falta, disputando 47 minutos y más si hubiera sido necesario, y decidiendo partidos como siempre. Sus 27 puntos fueron vitales, pero no tanto como su contribución atrás, donde con sus 4 tapones y su omnipresencia punteando tiros volvió a ser el pilar maestro de la defensa de Ham. El técnico pudo observar además con regocijo que esas virtudes se mantenían al compartir pista con Jaxson Haynes y, sobre todo, con Christian Wood, que está reclamando minutos con su rendimiento.
También lo está haciendo D’Angelo Russell, que tras sus malos playoffs y su renovación a la baja parece dispuesto a recuperar el cariño de la afición angelina. El base ya se fue hasta los 28 tantos contra Orlando y esta madrugada ha llegado a los 27, dando a los suyos un plus muy necesario en dos choques que se han decidido en pequeños detalles.
Esperando a Harden
Pese a todo, no se quedaron muy lejos de la victoria los Clippers, que fueron de más a menos con el paso del encuentro y que tal vez con el extra de generación ofensiva que presumiblemente les aportará James Harden podrían haber cantado victoria. Los de Tyronn Lue arrancaron llevados en volandas por Kawhi Leonard y sus 22 tantos en la primera mitad, pero les costó encontrar relevo al alero tras el descanso y vieron su ventaja desaparecer en un tercer cuarto en el que recibieron un parcial de 39-24.
Fue entonces cuando Paul George tomó la batuta del equipo, con unos últimos 12 minutos de altísimo nivel en los que salvó a los suyos de la estampida local comandada por LeBron. Con un recital anotador, el ex de los Thunder sumó 20 de sus 35 tantos en el último periodo, incluyendo los tres tiros libres que pusieron el empate a falta de 17 minutos y que llevaron el duelo a la prórroga. En ella, no obstante, no se le vio tanto, impidiéndole evitar un nuevo tropiezo de los suyos y poner la guinda a un cierre descomunal.
(Fotografía de portada: Katelyn Mulcahy/Getty Images)