La temporada de Josh Richardson no está siendo como él esperaba. Tras un primer curso en el que despuntó en los últimos meses, así como en los posteriores playoffs, el escolta de Miami Heat ha visto cortada su progresión por diversas lesiones: rodilla, tobillo, muñeca… Aun así, no pierde la confianza en acabar teniendo un buen año.
«Estoy emocionado por volver y poder impactar en el equipo. Tengo la sensación de que puedo crecer mucho todavía. Queda mucha temporada y creo que he mejorado mucho, pero me gustaría poder hacer muchas más cosas sobre la cancha», expresa a Miami Herald.
Habiéndose perdido 29 de los 57 partidos que lleva Miami, Richardson no quiere de ningún modo romper la química creada en un conjunto que ha ganado 14 de los últimos 16 encuentros, algo que sin embargo no evita que confíe en tener una aparición parecida a la del curso pasado, cuando pasó de jugar 11,5 minutos hasta el All-Star, para irse después a los 12 puntos por noche con un 59% en triples. Tal fue su eclosión que fue nombrado rookie del mes de la conferencia Este en marzo.
«Tenemos muchos chicos con gran versatilidad, así que no estoy seguro de en qué lugar de la rotación me encontraré. Simplemente voy a tratar de tener mi impacto en la pista», sentencia.
El lado positivo
Aunque Richardson admite que ha sido duro estar de baja cuando «nunca antes había sufrido lesiones», también cree que se pueden sacar conclusiones positivas de lo ocurrido. «A largo plazo es algo bueno para mí haber experimentado esto. Me ha ayudado a mostrar paciencia y a ser capaz de encontrar la manera de ayudar al equipo cuando no estoy en la cancha».