Tras perderse el partido en Miami por asuntos familiares, Kevin Love regresaba al equipo. Y qué forma de regresar. El ala-pívot realizó una espectacular actuación individual que catapultó a los Timberwolves a la victoria frente a los Pistons por 94-121.
Love estuvo monstruoso con 26 puntos, 16 rebotes y 7 asistencias, y eso que ni jugó durante el último cuarto. Detroit se vio incapaz de poder pararlo cuando recibía el balón, y el jugador de Minnesota hizo lo que quiso para comandar el triunfo de su franquicia.
«Es un jugador único porque puede realizarte un tapón y anotar delante de ti. Puede salir fuera, y meterte un triple también», trataba de explicar el entrenador de los Pistons, Maurice Cheeks. «En el otro lado de la cancha, está atrapando rebotes y dando asistencias».