Fiesta completa en Cleveland. Por primera vez en su historia, los Cavaliers vivieron una ceremonia de entrega de anillos ante una afición entregada, aunque algo saturada de alegrías (los Indians de béisbol abrían minutos después las Series Mundiales a pocos metros del pabellón de los Cavs). Tras las sonrisas esperadas en una ceremonia presentada por el comisionado Adam Silver, los nuevos campeones tenían que abrir la temporada regular recibiendo a los Knicks. Y si algo quedó claro es que al menos sus estrellas, LeBron James y Kyrie Irving, empezaron la temporada con la misma capacidad de decidir partidos con la que se proclamaron campeones, hundiendo a New York por 117-88.
LeBron James se convirtió en el primer jugador desde Jason Kidd en 2006, 10 años atrás que conseguía un triple-doble en el partido inagural de temporada de su equipo. Perfecta muestra de la concentración con la que salió a cancha pese a la fiesta inicial. El MVP de las últimas Finales fue una locomotora con alma de director de orquesta, superando la defensa de los Knicks por físico y por inteligencia. Al final, James terminó con 19 puntos (9/14 en tiros de campo), 14 asistencias y 11 rebotes.
Nada cambió en Cleveland
De la mano de James, Cleveland tuvo minutos de gran brillantez con otros algo dispersos en la primera mitad. New York, que pagó especialmente la falta de conexión entre su base titular Derrick Rose y el resto de compañeros, acabó beneficiándose en el segundo cuarto de las jugadas individuales del que fuera MVP en Chicago. Rose mostró un prometedor acierto entrando a canasta, pero su falta de entrenamientos y partidos con sus compañeros por su juicio en Los Ángeles pasó factura.
Pero Kyrie Irving no quiso apuros. Su tercer cuarto fue para enmarcar, anotando 19 de sus 29 puntos totales de todas las formas posibles. Creándose espacio o con un defensor delante, Irving remató cualquier esfuerzo de los Knicks de salir victoriosos de Cleveland, pese al esfuerzo de Kristaps Porzingis en el ataque contrario. La solidez de un equipo mucho más conjuntado y con dos jugadores en estado de gracia desde las pasadas Finales fue demasiado para permitir sorpresas. Los Cavs arrancaron la temporada ganando con autoridad y acabando su primer partido de la misma forma que lo empezaron: con una sonrisa.