“Me hubiera gustado conseguir el triple-doble. Creo que es la vez que más cerca he estado. Pero seguro que tendré un montón de oportunidades”.
Damian Lillard confesaba al final del encuentro sus ganas de haber podido completar un registro estadístico que esta temporada ha rozado, pero aún no ha terminado de conseguir.
Durante la victoria ante Utah por 99-85, el base terminó con 21 puntos, 10 asistencias y 7 rebotes, pero vio terminar el partido desde el banquillo, lo que le imposibilitó sumar 3 rebotes más.
Miedo a lesionarse
El motivo por el que Lillard descansó finalmente no es otro que evitar cualquier tipo de contratiempo físico.
Una fascitis plantar, lesión molesta y persistente donde las haya, le hizo perderse siete encuentros, y Terry Stotts consideró que no era necesario forzar su pie.
“La verdad que fue bueno para mí tener ese descanso”, puntualizó el point-guard, en defensa de su entrenador.
Además, el partido tampoco requería que Lillard jugase todos los minutos; y si se hubiera dado esa situación, seguramente la estrella de los Blazers habría acumulado más tiempo en cancha a sus espaldas.
“Si [los Jazz] hubieran estado más cerca en el marcador, lo podría haber considerado”, añadió Stotts.