La situación de Nikola Jokic es sorprendente. Seleccionado en el puesto 41 del Draft de 2014, la estrella de los Denver Nuggets es quien menos dinero percibe entre los integrantes de la plantilla de Colorado.
Siguiendo la ruta marcada para un jugador de segunda ronda, el pívot serbio ha jugado la temporada 2017-18 a cambio de 1,4 millones de dólares, y si los Nuggets quisieran arriesgarse, podría hacerlo en la 2018-19 por un 1,6 millones de dólares.
Esa es la opción más económica, pero no la más ventajosa. Tal y como ha avisado el agente del jugador, si Denver optase por hacer efectiva su opción de equipo para el siguiente curso, eso conllevaría «un escenario desfavorable para los Nuggets». ¿Por qué? Pues porque en verano de 2019 podría ser agente libre sin restricciones.
Con esa amenaza en el horizonte, los de Colorado optarán salvo sorpresa por rechazar tal posibilidad convirtiéndolo así en agente libre restringido en unos meses. Este es el camino más lógico, ya que mantendrán el dominio de la situación a la vez que podrán cerrar la continuidad de su jugador a largo plazo con una extensión máxima.
¿Y Millsap?
Si Denver decidiese firmar ya la extensión de Jokic, las cuentas podrían no salir en Colorado. Paul Millsap, su gran apuesta de la pasada agencia libre, debe percibir en la próxima campaña 29,2 millones de dólares, por lo que los Nuggets verían comprometidos cerca de 110 millones. Con esa base salarial, el máximo del jugador serbio les haría pagar impuesto de lujo a la espera de cerrar movimientos que aliviasen el gasto.
Artículo modificado para corregir los datos del contrato de Paul Millsap.