Los Celtics sepultan a Indiana con 155 puntos

Los Celtics han empezado la temporada como una bola de nieve en la ladera de una montaña. Cada vez más grandes, cada vez más rápidos, cada vez más peligrosos si te pones delante. Y la última víctima han sido los Indiana Pacers.

Hay partidos con resultados engañosos, que dan a entender que el encuentro ha sido más dispar de lo que realmente ha sido o que requieren algún que otro matiz. No es el caso. El 155-104 habla por sí solo. Nos cuenta que estos Celtics van a por todas, que las nuevas piezas han encajado como un guante en un equipo que ya era una máquina de ganar en temporada regular y que el rival a batir en el Este tiene nombre y apellidos. Y que no van a tener piedad de nadie, ni siquiera de unos Pacers sin Haliburton que se pasaron toda la segunda parte ondeando sin éxito la bandera blanca.

Los 155 puntos anotados por los locales se convirtieron en la segunda máxima anotación de la historia de la franquicia, que solo en 1959 logró superar dicha cifra con unos 173 tantos que son de hecho la anotación más alta jamás vista en la liga en un partido sin prórroga. Y todo ello sin necesidad. Sin tener que usar a ninguno de los titulares durante más de 27 minutos, dejando jugar a hombres del fondo de la rotación que tal vez no vuelvan a pisar el parqué hasta dentro de un mes. Da igual. La bola sigue rodando.

Jayson Tatum fue el máximo anotador con 30 tantos, y quién sabe a cuántos podría haber llegado si no se hubiese sentado a 15 minutos del final. Con 21 en la primera parte, se encargó desde muy temprano de dejar claro a los visitantes que no eran bien recibidos en el Garden y que se iba a encargar de amargarles la noche hasta que se marcharan. Pero es que al margen de él, otros siete hombres locales estuvieron en dobles dígitos, sumándose a una exhibición de la que Indiana fue casi tan testigo como el resto de los asistentes al pabellón.

Y es que, tras irse 44-27 abajo al final del primer cuarto, los de Rick Carslile podían intuir lo que se les venía encima. Y aunque durante el segundo cuarto trataron de contener a Boston para evitar que la diferencia llegase a límites sonrojantes, tras el descanso parecieron decidir que tal vez no valía la pena el esfuerzo. Habrá días mejores para estos Pacers. Pero esta vez tocaba agachar la cabeza.

(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)


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