No era el movimiento más anhelado y habrá que ver a la larga si el más inteligente, pero en uno de esos bandazos propios de los Knicks de épocas (desgraciadamente) recientes, Scott Perry, que tan bien lo ha hecho desde su llegada a los despachos del MSQ, toma quizás una de sus decisiones que más polémica van a levantar.
Tras firmar una solvente renovación con uno de sus anotadores más prolíficos y eléctricos, Alec Burks, da que pensar que acto seguido se haga con los servicios de otro escolta anotador, el francés Evan Fournier, procedente de los Boston Celtics y cuya no continuidad ya se musitaba desde ayer y confirmando los rumores del periodista Ian Begley. Serán casi 80 millones por cuatro años de su baloncesto.
Como aspecto positivo, Fournier cumplirá en octubre los 29, por lo que se haya en la plena madurez y cumbre de su juego. Cerca de 20 millones al año para un perfil de shooting guard mediocre en defensa pero con capacidad de crearse sus propios tiros en ataque. Tras estar promediando casi 20 puntos en Orlando Magic, su producción descendió bruscamente hasta los 13 puntos a las órdenes de Brad Stevens como corolario lógico de un menor protagonismo en su pizarra ofensiva (con casi cuatro lanzamientos menos), pero con un gran acierto desde la línea de tres. (46% en casi seis intentos por encuentro).
Perímetro lleno
Este movimiento debe apuntalar de forma casi definitiva la línea exterior de Tom Thiboddeau, actual COY, con Derrick Rose (recién renovado), el mencionado Burks, el fichaje de Vildoza y la continuidad de R.J. Barret. Habrá que ver ahora si Ntilikina y Payton permanecen en el proyecto tras la llegada de un base más, desde el draft y con pinta de ‘robo’, Miles McBride.
(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)