Los Wolves ganan en Denver y se colocan líderes del Oeste

Los Timberwolves van en serio. Y si alguien dudaba todavía, la de esta madrugada ha sido una de esas victorias que suman adeptos para la causa. Minnesota ha no solo ganado en el Ball Arena de Denver, sino que lo ha hecho con contundencia y dando una imagen verdaderamente sólida, mucho más de lo que el 98-111 final puede invitar a pensar. Porque las diferencias vistas sobre la pista fueron, en general, mucho mayores.

Todo lo que ocurra entre finales de marzo y principios de abril en la NBA tiene que cogerse con pinzas, especialmente cuando involucra a un equipo que fue campeón hace un año y que ya entonces levantó ligeramente el pie del acelerador para llegar en forma a playoffs. Si ambos equipos se cruzan en las eliminatorias seguramente veamos un partido diferente, pero desde luego hay un partido que jugar. Este año sí.

Minnesota llegó a verse 26 arriba a lo largo de la noche (55-81), presumiendo de una defensa que dio verdaderos problemas a los Nuggets de principio a fin. Sin Jamal Murray como desahogo, Nikola Jokic tuvo que asumir un protagonismo incluso mayor del habitual, aunque esta vez más como anotador que como generador para el resto. Confiando en la tenacidad de Rudy Gobert, Chris Finch apostó por cerrar las capacidades del pívot para involucrar a sus compañeros, lo cual acabó resultando en una de sus noches menos eficientes.

Sus 32 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias siguen siendo números bárbaros, pero esta vez estuvo lejos del impacto de otras noches. Con un 11/24 en el tiro, firmó una de sus noches de menor acierto del curso, y tampoco fue capaz de producir tanto para unos Nuggets que se quedaron en un pobre 8/28 desde el triple. Y es que, sin nadie para echar una mano, se encontró ante un muro difícil de sortear, y cuando en el último cuarto comenzó a anotar con algo más de frecuencia fue ya demasiado tarde para revertir la situación.

Delante, por el contrario, es encontró con un Anthony Edwards que no necesitó su mejor versión para dominar. Con 25 puntos, el escolta fue el máximo anotador visitante, pero lo hizo a pesar de su 0/8 en triples y viviendo casi en exclusiva de su capacidad para atacar el aro o viajar a la línea de personal. En general, tampoco fue un gran partido para Minnesota en el tiro exterior (9/28), pero sí lo fue en otras facetas que resultaron igualmente determinantes.

Mike Conley, con 23 tantos, fue la excepción que confirma la regla, anotando por su cuenta cinco de los nueve triples de los suyos y llenando el hueco anotador que queda en el equipo con Towns ausente. Con el temple y buena toma de decisiones que le caracterizan, el base estuvo preciso en el tiro (8/12) y eficaz en la distribución (8 asistencias), complementando a Edwards y dando aire al ataque de unos Wolves que aullaron sin miedo en territorio rival. Veremos si vuelve a hacerlo en un potencial regreso a las montañas de Denver.

(Fotografía de portada: Matthew Stockman/Getty Images)


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