Los primeros años de Mo Bamba en la NBA no han sido todo lo buenos que cabría esperar. Cómo número 6 del draft de 2018 el pívot de la universidad de Texas era una nueva promesa en la evolución física del juego. Su envergadura y movilidad anticipaban a un superdotado en lo físico adaptable a una NBA que se mueve a una velocidad de vértigo. Sin embargo, sus dos primeros años dejaron la cruz que suele afectar a este tipo de perfiles. Dificultades para ganar peso, entrar en ritmo de competición y constantes lesiones.
Por momentos el año pasado Bamba parecía dar portazo a esta inconsistencia y este año por fin se ha desvelado como una de las pocas noticias positivas en unos Magic que siente como su casa. «Estoy emocionado de seguir vistiendo esta camiseta» reconoce a Michael Scotto para Hoopshype. Bamba será agente libre restringido al término del presente curso, aunque Orlando tiene la opción de ofrecerle una oferta cualificada antes de que escuche otras ofertas.
No obstante, el jugador no puede pensar en otra cosa que no sea seguir en la franquicia de Florida. «El cielo es el límite para este grupo. Quiero ser parte de esto y de momento me centro en el presente». Durante la charla, Bamba se ha mostrado muy contento con los cambios que ha supuesto la llegada de Jamahl Mosley como técnico. «Me deja más libertad defensiva, puedo emparejarme con más jugadores». También reconoce que le ha costado mucho trabajo llegar a ser el jugador que es hoy, pero que al fin ha comprendido su cometido dentro del colectivo. Mo Bamba quizás no sea un unicornio en el sentido que se le suele dar al término, pero en el último año ha dejado un asunto sobre el que podía haber dudas. El pívot es un legítimo jugador NBA.
(Fotografía de portada de Elsa/Getty Images)