Es difícil aceptar que has perdido a uno de los mejores jugadores de la liga, más incluso hacerlo tras verte a un paso de alcanzar las Finales; sin embargo, a Oklahoma City Thunder no le queda más remedio que mirar al frente, y para ello cuenta con un grupo joven en el que 10 de sus jugadores no superan los 24 años.
Puestos a dejar de ser –presumiblemente– contendiente al anillo, mejor hacerlo en la situación de los Thunder. Lejos de verse obligados a iniciar una reconstrucción desde cero, el equipo está en disposición de mantener su línea de desarrollo –esa que ha trabajado a la perfección a través del draft–, a la vez que retiene a otro jugador top de la NBA, Russell Westbrook, quien desde ya apunta a luchar por ser el próximo MVP.
De su continuidad a largo plazo depende gran parte del futuro de la franquicia, pero no sólo de él pueden vivir, y es ahí donde otro nombre, el de Victor Oladipo, entra con fuerza.
Llegado a OKC la noche del draft involucrado en el traspaso de Serge Ibaka, el escolta formado en Indiana es una apuesta que puede salir realmente bien. Pasado el anterior All-Star, Oladipo firmó un promedio de 19,4 puntos, 5,1 rebotes, 3,7 asistencias, 2,2 robos y 1,1 tapones, números que dejan claro el tipo de jugador con el que tratamos, pero que no sirven para crear un mínimo conformismo. Oladipo quiere más.
«Siento que este año va a verse mucho más de mí. No creo ni haber arañado la superficie de lo que puedo llegar a ser. No hago otra cosa que mirar al frente y mejorar cada día. Puedo crecer mucho más. Sólo llevo tres años en la NBA y cada vez estoy más cómodo. Va a ser divertido ver lo bueno que puedo ser. A veces uno se sorprende a sí mismo», expresa en declaraciones recogidas por Basketball Insiders.
Sorprendido con su salida
Elegido en el puesto número 2 del draft de 2013, Oladipo llegó a Florida con el cartel de posible jugador franquicia que podía marcar una época, algo que no podrá cumplir tras su traspaso y que admite que le ha provocado sentimientos encontrados.
«Al principio estaba un poco sorprendido. Me enteré en un vuelo yendo a Carolina del Norte, era de dos horas, y tuve tiempo de pensar y organizar mis emociones. Fue entonces cuando empecé a sentir emoción y ganas de jugar en Oklahoma City. En todo caso es un poco agridulce, ya que he estado tres años en Orlando en los que he forjado muchas relaciones. Pero al final sabes que es un negocio. Ellos estarán bien aquí (Orlando) y yo estoy deseando vivir el siguiente capítulo de mi vida», concluye.