Portland sorprende a los Spurs pese al regreso de Aldridge

San Antonio vio quebrada su trayectoria ascendente tras sufrir una inesperada derrota en casa ante los Blazers. En el regreso de LaMarcus Aldridge, autorizado a jugar habiendo superado su preocupante episodio de arritmia cardíaca, el equipo de Gregg Popovich no pudo compensar la mayor energía de unos Blazers en plena lucha por la supervivencia, cayendo por 106-110.

Kawhi Leonard (34 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias) y LaMarcus Aldridge (19 puntos y 7 rebotes) volvieron a liderar el ataque de San Antonio, con sus sustos recientes (conmoción cerebral del alero, arritmia del ala-pívot) quedando en el pasado. Pero la espléndida dupla formada por Damian Lillard (36 puntos) y C.J. McCollum (26) fue demasiado para la defensa de los Spurs, un punto más lento de lo habitual frente a un equipo con más hambre.

Reacción tardía


Los veteranos Pau Gasol y David Lee (12 puntos cada uno) ayudaron a San Antonio a mantenerse en el partido, aunque la ausencia del lesionado Tony Parker se notaba en la dirección del equipo. Gasol, de paso, anotó sus dos triples intentados, ampliando su impresionante acierto desde fuera del arco a 58,6% desde el All-Star, lo cual le convierte en el mejor de la NBA con al menos 20 intentos.

Pero Portland mantuvo el tipo con una consistencia durante casi todo el partido que no se vio tan a menudo esta temporada. Solo en los minutos finales, los Spurs encontraron la inspiración para asaltar el liderato del duelo. En este empuje, Manu Ginóbili protagonizó la anécdota del día desde la línea de tiros libres, en unos instantes en el que todo le salió mal al astro argentino.

El punto más amargo de Ginóbili


Con solo 2 segundos por jugarse y sus Spurs 3 abajo, Ginóbili recibió falta y dos tiros libres. La estrategia era clara: meter el primero y fallar el segundo, esperando que el rebote ofensivo les favoreciera para buscar una última canasta. El argentino, pero, falló el primero. Los árbitros decidieron darle la repetición por invasión de la zona de Portland, pero de nuevo volvió a errar. Quedaba la opción de fallar el último tiro libre, y que el rechace cayera en un triplista para empatar. Sorprendentemente el tiro claramente a fallar rebotó dos veces en el aro para acabar entrando. Una canasta involuntaria que sentenció el partido.

 


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