Acostumbrado a vivir constantemente en la frontera del fuera de juego —o en la del campo atrás, por serle fiel al deporte —. En esta ocasión, se ha escapado en el último suspiro de la banderola arriba y el silbato del árbitro. Quinn Cook, héroe habitual en la D-League, waiver usual en la NBA, ha visto como la suerte le ha cambiado en 72 horas.
De estar en la calle a que te ofrezcan un contrato de prácticas en Google. O que un 14 de octubre te despidan los Atlanta Hawks y el 17 te repesquen los Golden State Warriors; más o menos lo mismo. ‘¡Benditos two-way contracts!’ que debe estar pensando Cook. Gracias a este nuevo híbrido, el alero de 24 años ha pasado del vacío competitivo a formar parte —parcial— de la franquicia que tiene el 90 por ciento de posibilidades —punto arriba, punto abajo— de llevarse el próximo anillo de campeón.
La noticia ha llegado de manos de Shams Charania de The Vertical, y automáticamente nos desviamos hacia sus estadísticas precedentes, que nos dicen que en sus 14 partidos previos en la Liga —con Mavericks y Pelicans—, ha promediado 5,6 puntos en 13,4 minutos.
Por fin, la recompensa
Mientras que en la NBA es apenas un novato, en la D-League —nueva G League— es, en sólo dos años, un veterano contrastado. Novato del Año (2016), All-NBA D-League Third Team (2016), All-NBA D-League First Team (2017), NBA D-League All-Star (2016, 2017) y MVP del All-Star Game de la D-League (2017). No ha perdido el tiempo.
Por si fuera poco, en su último año de ciclo universitario se proclamaba campeón de la NCAA con la camiseta de Duke y su inseparable coach Mike Krzyzewski. Sus 16 puntos de promedio aquella temporada, sin embargo, fueron insuficientes para el Draft. Ni para una postrera segunda ronda. Su edad pesó demasiado.
Tras varias paletadas de arena, por fin le llega la de cal. Los Warriors han decidido gastar en el su segundo contrato dual que les quedaba libre —el otro en poder de Chris Boucher—. Un máximo de 45 partidos en el primer equipo para que Cook demuestre todo de lo que es capaz.