Era un tema cerrado, sin posturas ni tertulia. Hasta que Jason Terry ha decidido reabrirlo.
Que Dwight Howard renunciaría a su opción de jugador —por la desdeñable cifra de 23 millones de dólares— con los Houston Rockets parecía un hecho irrefutable. Se había perdido la conexión entre equipo y jugador, y el culebrón y la manteca estaba en adivinar cual sería la nueva franquicia que lograría seducir al pívot.
Pues bien, ‘Jet’ vuelve a aparecer, esta vez para decir que no ve motivos para que Howard no contemple seriamente quedarse en el equipo tejano. Apenas sería un ajuste aquí, otro allá… y el técnico idóneo. «Yo no lo descartaría [que se quedara]. Él todavía no ha rechazado su opción. Una vez más, va a depender de si logras traer al entrenador adecuado», ha explicado Terry para el programa de radio SiriusXM NBA. En este momento de su carrera no va a tener que centrarse en el apartado ofensivo. Si se queda en Houston, deberá ajustarse al rol totalmente, comprometiéndose en los bloqueos, reboteando, corriendo la pista, poniendo tapones y trabajando en sus tiros libres».
Contracorriente
Casi nada. Pero no anda Terry muy desencaminado. Aunque Howard insista en que quiere volver a ser el de hace unos años, la edad no perdona y las lesiones no olvidan. En el año de sus 31, debería —y deberíamos— empezar a aceptar que ni Phil Jackson con el carisma instructor del Señor Miyagi, podría devolvernos al Howard de Orlando.
Ahora bien, parece que aunque el center estuviera dispuesto a tirar de humildad, hacer todas las tareas que menciona Terry y se olvidara por un instante de buscar un nuevo contrato por el máximo, hay ciertas declaraciones recientes, un clima de tensión, un rastreo en el mercado de alternativas en la pintura y una apatía mutua que hace difícil pensar que exista un técnico que, por mucho carisma y sentimiento de unidad que lograra generar, reconcilie ambas posturas y arregle este divorcio encubierto.
