A sus 41 años de edad y a escasos meses de arrancar la que será su 21ª temporada en la NBA, Vince Carter sigue mostrando ilusión por el juego. Aunque su nuevo equipo, los Hawks, no aspiran a muchas victorias y Carter está ya lejos de su mejor versión, nada parece ser capaz de alejar al alero de las canchas. ¿La explicación? «Me gusta jugar. Tengo una mente joven en un cuerpo de 40 años».
En sus declaraciones, el alero afirmó que no es fácil seguir jugando a su edad, pero que sabe enfocarlo como un desafío: «Sé que continuar hace que los medios y los aficionados puedan ser crueles» reconoció. «Dicen que ya soy viejo y que estoy jugando con gente a la que doblo en edad. Dicen que por eso no debería estar aquí, pero para mí es un reto demostrar que soy capaz de hacerlo, y dedico mucho esfuerzo para prepararme física y mentalmente para ello».
En cuanto a su papel en los Hawks, Carter admitió que, aunque por edad no podrá estar muchos años en el equipo, espera que su veteranía ayude a la franquicia en este proceso de reconstrucción. «Vivimos en un mundo en el que se quiere que todo ocurra aquí y ahora, pero las cosas no siempre funcionan así. El potencial y las piezas están ahí, y mi trabajo es ayudar a sentar las bases para que el proyecto arranque en la dirección correcta». Este rol de mentor puede ser su aportación el más importante, pues Atlanta cuenta con jugadores jóvenes con potencial como Taurean Prince, John Collins y, sobre todo, Trae Young.
Lejos de Vinsanity
En su época de esplendor, Vince Carter era un jugador caracterizado por su explosividad y capacidad atlética, lo que le convirtió en un highlight andante y en una máquina de dejar mates para la posteridad. Su actuación en el concurso de mates del 2000 o el poster a Alonzo Mourning, entre otros, le valieron el apodo de Vinsanity, una mezcla de su nombre y la palabra insanity (literalmente «locura»), usada para definir acciones espectaculares e impensables. Contaba además con un gran lanzamiento de larga distancia, lo que le hacía un jugador muy difícil de defender que logró ser Rookie del Año en 1999, ocho veces All Star, y elegido en el 2º Mejor Quinteto de la NBA en 2001.
Aquella época, no obstante, queda ya muy lejos. Aunque puntualmente sigue realizando algún mate que despierta la memoria de los más nostálgicos, la diferencia con los primeros años de los 2000 es más que notable. Con todo, Carter afirma que sigue siendo aquel jugador que tantas imágenes dejó para el recuerdo: «Vinsanity sigue vivo dentro de mí. Sigo siendo la misma persona, con la misma forma de ver las cosas, la misma ética de trabajo y la misma habilidad para jugar. Obviamente hay limitaciones, pero, aunque no pueda mostrarlo tan a menudo, soy el mismo jugador».