Es tiempo de tetris. No todas las piezas caben, así que hay que decidir cuáles son las predilectas para, a continuación, lograr lo más difícil… hacerlas encajar. Y en Houston Rockets, informa Brian T. Smith del Houston Chronicle, quieren a Jimmy Butler como tercera cabeza de hidra y que haga a las dos restantes (sea real o imaginario) dejar de incordiar. Veamos que consecuencias traería esto.
Para empezar partimos de dos contratos exorbitantes, los de Chris Paul y James Harden, los cuáles parecen, al menos durante el próximo curso, condenados a entenderse. Daryl Morey no está dispuesto a descuartizar de la noche a la mañana un proyecto que por dos años seguidos le ha tenido a las puertas de las Finales de la NBA. Y seamos claros: no es fácil encontrar un equipo dispuesto a ‘tragar’ con el contrato de Chris Paul por muy bien que envejezca.
No obstante, tal como pinta el Oeste, un año más el backcourt de Houston parece garantía insuficiente para asegurarse un hueco en las Finales. Para ahuyentar el distopismo, los tejanos abandonan la senda Paul&Harden y Asociados y se lanzan a por el triunvirato. Anthony Davis y LeBron James –por decir unos– como pareja de cracks, ya imponen más. Y los Lakers parecen dispuestos a sumar una tercera. Morey no piensa quedarse atrás. Pero para que quepa Butler, alguien tiene que salir. Clint Capela, la estrella sin brillo, tiene todas las papeletas.
Yermos de Lob City
El pívot suizo lleva días expuesto en primera línea del escaparate, junto con sus compañeros P.J. Tucker y Eric Gordon. Con 77 millones y cuatro años de contrato por delante, la nómina del Capela es incompatible con cualquier fichaje de renombre que Houston quiera acometer.
En cuanto a Jimmy Butler, el forward dejó una cosa clara y una puerta abierta. La cosa clara es que sólo jugará por el máximo; la puerta abierta es que la preferencia en cuanto al destino es relativa, siempre que dicho equipo desembolse esa cantidad. Con Houston tendría ambas. Ego (salario) y proyecto (aspirante). No habrá rebajas. No caben los cuatro.
¿Qué pasa con Horford?
Y por otro lado, esto quizás es hilar fino (o puede que no tanto), traemos a colación la situación de los Boston Celtics de la que hace escasos minutos, Elio Martínez ha hablado largo y tendido en el podcast de la web. La franquicia de Massachusetts se desintegra sin quererlo.
El sueño de La Ceja se esfumó; Kyrie Irving tiene un pie dentro y otro fuera; y Al Horford acaba dar un mazazo a todo el organigrama al comunicar que, no sólo renuncia a su player option, sino que no tiene la intención de continuar. En una Liga donde quienes se autodenominan superequipos caen como moscas, poco o nada se puede hacer a base de jóvenes prometedores y picks del Draft. Los Celtics necesitan reaccionar y hacerlo antes de que sea tarde.
Clint Capela, cuando la desbandada sólo era una pesadilla, era el favorito para acompañar el curso próximo a Horford en la pintura. Pero súbitamente Danny Ainge tendría poco que ofrecer, ya que desprenderse de Tatum o Brown, en este instante crítico, es menos viable que nunca. Así que desde nbamaniacs, sin rumor mediante pero analizando la situación a vista de pájaro, planteamos una hipótesis que no sería descabellada.
Un acuerdo a tres bandas con un sign-and-trade con Horford mediante, que permitiese así a los Celtics hacerse con Capela y a un tercer equipo con el valor dominicano. Ciertos rumores apuntan a que Horford ya tendría un preacuerdo de 100 millones y 4 años con una franquicia cuya identidad aún no ha trascendido, dando al traste con este plan de sinergias si dichas conversaciones son ya avanzadas.
No obstante, la relación con pívot, en sus tres años de estancia en Boston, siempre ha sido buena con la franquicia. Más que buena. Quién sabe si un último favor antes del adiós. Y si no, Ainge ya puede ponerse las pilas con su mítica ingeniería en el mercado de agentes. Porque el Este tampoco espera a nadie.
(Fotografía de portada deGene Sweeney Jr./Getty Images)