Peores noticias imposible para los Cavaliers, en modo destrucción total y con un lamentable balance de 2-13, el peor de toda la NBA. Hace mucho frío sin LeBron James en una franquicia que ha puesto en el mercado a otro de sus hombres claves de aquel anillo de 2016, J.R. Smith.
Uno de los que se salvan de este desmantelamiento es Kevin Love, elevado a jugador franquicia este verano tras la marcha de James, hasta el punto de que el ala-pívot firmó una extensión de contrato por cuatro años y 120,4 millones de dólares, que entrará en vigor en la 2019-20.
Sin embargo, poco ha podido disfrutar el de Santa Monica de su renovado estatus laboral. Love se lesionó el dedo gordo del pie izquierdo durante la pretemporada, jugó con dolor al inicio del curso y, finalmente, a comienzos de noviembre decidió parar y pasar por el quirófano.
Una baja prolongada
Los tiempos de recuperación, en un primer momento, hablaban de mediados de diciembre como fecha de regreso. Sin embargo, a estas alturas de noviembre, Love todavía no se ha quitado la bota protectora del pie y su fecha de regreso a la competición se ha visto retrasada un par de semanas más, como el propio jugador comentó este martes a la periodista Rachel Nichols, de ESPN.
Love, de 30 años, ha disputado 4 partidos de la 2018-19 con los Cavs, para un balance de 0-4 y tres dobles-dobles. Sus números, 19,0 puntos y 13,5 rebotes aunque con una hoja de tiro mala, con 32,3 por ciento en lanzamientos de campo y 29,2 en triples.