Seleccionados en Drafts consecutivos con escasos puestos de diferencia. Sam Dekker repartió abrazos en puesto 18 de la promoción de 2015, mientras que Brice Johnson lo hizo en 2016 en el puesto 25. Sin embargo, su impacto relativo en la Liga empieza a divergir.
Al alero de los Badgers lo eligieron los Houston Rockets y fue enviado a Los Ángeles este verano en un generoso pack a cambio de Chris Paul. Mientras, el ala-pívot de la universidad de North Carolina recayó directamente en su equipo actual. Desde la franquicia han decidido que de entre los dos, solo apostarán por el nuevo.
Cuestión de oportundidad
Jonhson —ese atleta de élite sin oportunidades— consumió la totalidad de su año rookie entre la enfermería (hernia de disco) y la D-League (mayoritariamente con los Salt Lake City Stars, por carecer los Clippers de equipo afiliado). Hizo su debut profesional en febrero ante los Warriors. Una aparición tan efímera en minutos como en impacto. Sólo jugó dos partidos más con los Clippers en toda la temporada: 3 minutos y 1,3 puntos de promedio.
Dekker, por su parte, sí logró ir de menos a más. De no contar absolutamente nada en su primer año (también condicionado por las lesiones) a irrumpir en la rotación de Mike D’Antoni, ya como sophomore, con minutos importantes y respondiendo a la confianza otorgada. Disputó 77 encuentros de regular season con dos titularidades, promediando 6,5 puntos en 18,4 minutos (30 puntos de tope personal ante Memphis).
Poco está contando, no obstante y por ahora, para Doc Rivers. En seis partidos ha jugado en cinco y de manera totalmente residual (6,4 minutos); algo que no ha parecido influir a la hora de negociar su continuidad.
Ha comunicado el periodista Brad Turner, del LA Times, que los Clippers renuncian a su opción de equipo 2018/19 por 1,5 millones para darle a continuidad a Brice Johson, mientras que Michael Scotto, de Basketball Insiders, adelanta que la franquicia sí ha decidido invertir en el cuarto año de Dekker en la NBA, por 2,76 millones de dólares.