La cláusula del «algo es mejor que nada». Una herramienta que la NBA puso a disposición de los equipos para cuando estos metieran patas financieras como la que metieron Los Angeles Lakers con el sudanés Luol Deng. Una especie de morfina crematística a medio plazo.
La Stretch Provision es un recurso que sirve para afrontar el pago del salario pendiente a un jugador que es despedido y cuyo contrato no es reclamado por ningún otro equipo dentro de las 48 horas estipuladas. Y nos atrevemos a poner la mano en el fuego —y a saltar desnudos sobre él— por que ninguna de las 29 franquicias restantes reclamará su acuerdo de 4 años y 72 millones de dólares: a 18 millones la temporada.
Utopía esta descartada, al igual que la de incluirlo en un traspaso sin que le roben por él camino algunas de sus jóvenes perlas del futuro. Hace semanas asumieron que deberían tragarse su contrato —la vía de los Mavs y Nerlens Noel no parece prosperar— y la Stretch será ese litro de agua para que pase mejor.
Esta es la información que maneja Adrian Wojnarowski de ESPN, así que ya solo quedaría hacer cálculos. Deng no se precipitaría en aceptar ningún boyout, por lo que los angelinos deberán cubrir, sin remedio, la totalidad de su ficha.
A por «el» free agent
La fórmula es la siguiente: el doble de años de contrato que le quedan pendientes a Deng más uno. Así pues, dos años que se convierten en cinco, y 36,8 millones que se transforman, en el pasivo de los Lakers, en 7,36 por temporada. Cifra asumible que deja un fondo de maniobra suficiente para el ansiado objetivo del (o de los) superagente libre (ya que los Lakers superarían la barrera de los 50 millones de flexibilidad salarial para el curso 2018/19).
Esta operación, no lo olvidemos, deberá anunciarse, como pronto, a partir del 1 de julio.