Cómo Nash convenció a Durant para que fichase por los Warriors

“Sin Steve Nash no estoy seguro de que hubiéramos podido conseguir a Kevin Durant”.

Estas contundentes palabras pertenecen a un directivo de los Warriors, y sirven para iniciar una bonita anécdota ofrecida por Sports Illustrated que explica cómo Nash ha sido clave para realizar uno de los fichajes más controvertidos y sonados en toda la historia de la NBA.

Hace unos meses, la franquicia de la Bahía contrataba a Steve Nash como consultor en el desarrollo de los jugadores; sí, un cargo que muchos no asimilamos por lo abstracto del mismo, pero que es motivo para vincular el nombre del mítico base al equipo que en esas fechas respiraba como campeón del título.

Westbrook, el acaparador

Todo empieza con una de esas ideas que siempre han recorrido los mentideros de la liga: a Durant no le hacía demasiada gracia que Russell Westbrook amasara durante tanto tiempo la bola, generando ataques exclusivos en los que sólo participaba él y su portentoso físico.

Dicho esto, lo cortés no quita lo valiente; la amistad que ha unido a ambas estrellas en Oklahoma ha sido extraordinaria, fuerte como las ramas de un roble. Simplemente estas circunstancias se debían a coyunturas del propio juego. Sólo deportivo, nada personal.

Cuando a Durant le empezaron a llegar los cantos de sirena procedentes de Golden State, una de las proposiciones que más atractivas se le hacían era la de saber que Stephen Curry podía presentar como una alternativa que provocara un mayor movimiento de bola que lo que podía ofrecer Westbrook.

Este último pensamiento se ha quedado grabado en la cabeza de Durant cual forja de un anillo, y el alero no ha dudado en exponer su “preocupación” en cada una de las reuniones que ha tenido con los equipos que le cortejaban. Y obviamente también con los Warriors.

Apagando fuegos

La intranquilidad de Durant era una cuestión que los ejecutivos y técnicos de Golden State debían solucionar antes de ver marchar al jugador por la puerta. Una vez saliera, ya no habría opción de descolgar el teléfono y llamar para responder dudas. Todo a una carta.

Tras las respuestas más tácticas, hasta Jerry West tuvo que meterse en el embrollo. Llamó y habló con Durant para terminar de rematar la faena que no estaban pudiendo hacer en las oficinas; pero nada, tampoco hubo suerte.

Fue en ese momento cuando alguien que no entraba demasiado en las cábalas de reclutamiento apareció. Nash, pasivo en lo anterior del proceso, tomó los mandos de la negociación, y se puso a conversar con Durant para conocer de viva voz su inquietud.

El alero compartió con Nash esas ansiedades acerca de la química con el generador de juego de los Warriors, exponiendo la situación previa que sentía en Oklahoma, y las respuestas que el base canadiense le dio parece que sí le convencieron.

“Steve conoce nuestra cultura y a nuestros jugadores muy bien”, comentó Bruce Fraser, asistente en los Warriors y quien coincidió con Nash en Phoenix. “Él no le tiene que vender nada a nadie. Es un grandísimo comunicador. Así, los Warriors fueron capaces de entender las preocupaciones de Durant y abordarlas”.

Negociaciones demoledoras

Estaba agotado. Ésa es la versión que los ejecutivos que estuvieron con Durant durante el pasado fin de semana dieron para ejemplificar cómo se encontraba el alero.

No es para menos; seis horas de reuniones cada día, en las que era avasallado con infinitas proposiciones, ideas, cuestiones tácticas o de importancia mediática. Demasiado estrés en tan poca franja de tiempo hasta para una superestrella acostumbrada a este tipo de situaciones.

Hasta los jugadores de los Warriors estaban atentos a cada llamada, cada mensaje o cada notificación. La llegada de Durant suponía no sólo añadir una pieza al núcleo ganador del equipo, sino también tener que deshacerse de otros muchos elementos para cuadrar el puzzle salarial.

En los despachos de Golden State habían quedado satisfechos con su reunión con Durant. Mucho más con esa aparición a la épica de Nash que “salvó los muebles” cuando algo empezaba a cortocircuitar.

Cuando nueve ejecutivos de los Thunder visitaron a Durant el domingo por la tarde, se dieron cuenta de que ya era demasiado tarde. El alero tenía en su cabeza irse, y las dudas que le quedaban ya las había resuelto en esa última parte de la negociación con los Warriors.

El resto de la historia desde entonces ya la conocemos. Desde luego que, si ese difuso cargo que tiene Nash en Golden State tenía como misión ser artífice en situaciones de tal delicadeza como ésta, a quien le ofreciese el puesto habrá que darle una buena palmada en el hombro.


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