No ha pasado tanto tiempo como para que nos olvidemos de Anthony Randolph. Yo aún lo recuerdo como si fuera ayer, repartiéndose algunas exhibiciones anotadoras con Wayne Ellington en el año rookie de Ricky Rubio en los Minnesota Timberwolves.
Después vinieron los Nuggets y la discontinuidad. Y a continuación Europa, Rusia y el Lokomotiv Kuban. Los NBA prontamente frustrados gustan de venir al viejo continente para recuperar sensaciones y los minutos perdidos. Éste va por buen camino. Su notable papel en el conjunto ruso le ha catapultado directamente a fichar con el equipo más puntero de este lado del Atlántico, el Real Madrid. Y ya se despacha a gusto.
Ojo que sólo tiene 27 años y una vuelta a buen nivel a la NBA no es nada descabellado. Sobre todo si continúa regalándonos los ojos como hizo ayer. En los demás medios ya lo pregonan. Mate «a lo Vince». Eso es decir mucho. ¿A cuál se refieren exactamente? Sí uno ve el mate que hizo ayer Randolph seguro que rápidamente lo asocia. Pues ni siquiera Vince logró volar sobre la cabeza de sus adversarios en demasiadas ocasiones antes de reventar el aro rival.
Vince lo hizo con los colores del Team USA y ante el pívot francés Frédéric Weis en una jugada para la historia. Ayer, Randolph, planeo sobre la testa de Jamar Wilson durante el derbi de la capital entre Real Madrid y Estudiantes. Showtime en la Liga Endesa con sello NBA.
Flash back de 17 años
Y aquí el espejo, el original. Año 2000. Porque aunque lo de Randolph es un fenomenal reflejo, Vinsanity sólo hubo y habrá uno. Además está el «detalle». Wilson es un base de 1,85 mientras que Weis medía la nadería de 2,18. Esos insignificantes 33 centímetros que, no por nada, colocan al hoy jugador de los Grizzlies como posible mejor dunker de la historia.