Se veía venir. Un año sumamente difícil en Brooklyn.
Desde que Mikhail Prokhorov quiso hacer de Rey Midas supimos que los Brooklyn Nets estaban condenados. Condenados, con la llegada de Paul Pierce y Kevin Garnett, a ganar inmediatamente o a fracasar. El magnate ruso se la jugó a una carta, potente y efímera, y le salió bocabajo.
Desde que los dos ex Celtic se apresuraran en abandonar el buque, el Barclays Center se está convirtiendo en un erial. Este año ha sido el turno de Deron Williams, quien ha puesto rumbo a Dallas, además de perder a otro buen jugador de rol como Alan Anderson.
Las pocas briznas que sobreviven en aquel lado de New York son Joe Johnson, desconocido, Brook Lopez, tan lleno de calidad como de inconsistencia física, y Thaddeus Young que necesita de otros buenos jugadores para brillar. Esta realidad se refleja de manera lógica y cruel en la clasificación, empujando a los Nets a la cola del Este huérfanos de victoria (0-7).
Billy King, general manager de la franquicia, sabe que necesita un giro de 180º para, al menos, avanzar con cierta decencia en una temporada que, pinta, se les hará muy larga.
Hollins, a salvo
Con el balance actual cualquiera diría que el técnico al mando, en este caso Lionel Hollins, estaría con la cabeza al filo de la guillotina, pero nada más lejos. A pregunta del periodista Mike Mazzeo, de ESPN, sobre el 0-7 y la continuidad de Hollins fue rotundo: «No, por ahora no. De hecho, yo también estoy en mi último año de contrato. Estamos en esto juntos», explica King.
Así mismo, ha reconocido que aunque la solución no se esconde en la permuta de entrenador, si podrían buscar cierto alivio en algún traspaso de continuar la tendencia derrotista actual. Según informaciones de Rod Boone, del Newsday, los Nets ya habrían explorado el mercado así como elegido a sus dos jugadores con los que están dispuestos a negociar de llegar la oferta adecuada: Joe Johnson y Thaddeus Young.