¿Quién es Billy Hunter?

Esa malvada palabra nos tiene carcomida la moral. Muchos ni quieren pronunciarla hartos de que por su culpa se queden sin su tesoro. El lockout distorsiona la realidad de la NBA y nos sitúa ante un montón de rumores y acusaciones sin sentido y la desesperanza de no saber cuándo le devolverán a la pelota su protagonismo.

Entre la neblina de noticias se alumbra un hombre de pelo canoso y sonrisa fácil ante las cámaras como el cruel artífice de la fórmula de la huelga sindical entre los jugadores de la NBA. Billy Hunter es un nombre que sólo aparece para aguarnos la fiesta. Si ven la foto del director ejecutivo de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto (NBPA), asústense. Pero, ¿quién es Billy Hunter?

Que Billy Hunter sea la pesadilla de David Stern y las franquicias de la NBA en su afán de recortar salarios no es mera coincidencia. Su historia está llena de anécdotas que definen su personalidad de luchador, de defensor de los derechos de los deportistas, de negociador de causas que él considera justas.

No debía ser fácil para un joven negro crecer en Cherry Hill. En esta localidad de la ‘blanca’ Nueva Jersey nació en 1943. Conocida por ser sede de una fábrica de Sopa Campbell, Billy se crió en un hogar de cuatro habitaciones propiedad de sus abuelos paternos y que solía compartir con hasta 14 familiares. De ellos escuchaba muchas historias de esclavitud y discriminación racial, de superación ante la intolerancia, que endurecieron pronto su carácter y le hicieron  protagonizar más de una pelea cuando alguien señalaba el color de su piel. Dice que ahí aprendió a negociar, que cuando se sabía perdedor de la lucha fue capaz de dar un paso atrás e imponerse con la palabra.

La batalla por los derechos civiles estaba en la calle cuando Billy Hunter sobresalía en el equipo de las Pequeñas Ligas de Beisbol de Cherry Hill, uno de los primeros en los que se integraban tres niños negros –un primo y su mejor amigo–. En su primer partido regional jugando las Series Mundiales en Williamsport, Pennsylvania, los tres chicos afroamericanos tuvieron que dormir en la casa de un familiar, mientras sus compañeros blancos disfrutaban de un hotel. El pequeño Billy jugó bajo amenazas, como relata un reportaje en Grantand, pero  fue el protagonista de la victoria. Era 1955 y tenía 11 años.

Estas experiencias forjaron su carácter y un futuro prometedor como deportista. Decidió graduarse en la neoyorquina Syracuse y jugar a cuatro disciplinas distintas, decantándose finalmente por el fútbol americano. Pero su activismo político era creciente. Fue responsable del boicot de los equipos de los Orangemen a las Universidades que aún segregaban en sus estadios a los negros. El futuro Hall of Famer y actual alcalde de Detroit Dave Bing fue uno de los firmantes de esa protesta. Y desde entonces su amigo.

La carrera de Billy Hunter en la NFL, como corredor y retornador de kickoff, fue corta. Los Redskins y los Dolphins fueron sus equipos en su corto trayecto de dos temporadas (65 y 66) hasta que una lesión en los dedos durante un partido en Buffalo y sus disputas contra los cánones racistas de la competición le llevaron a, tras un breve paso por la Liga canadiense, a dejar el deporte, casarse y matricularse en Derecho en la Universidad de Howard y, más tarde, completar un Máster en la prestigiosa Universidad californiana de Berkeley.

Su carrera como jurista le llevó pronto a un puesto de prestigio. Tras foguearse como Fiscal en el Condado de Alameda, el demócrata Jimmy Carter le nombró Fistal Jefe de Estados Unidos en el Norte de California. Pronto sus actuaciones en casos de fama nacional le dieron un nombre. Procesos contra el Partido de los Panteras Negras, los motoristas de Ángeles del Infierno, la Iglesia de Hakeem  o contra la secta de Jim Jones, causante en 1978 de un suicidio colectivo de 900 personas en la Guyana y el asesinato del senador Leo Ryan, fueron el precedente de uno de sus logros más contradictorios. Billy Hunter recomendó la liberación de Patty Hearst, nieta del magnate William Randolph Hearts, figura en la que se inspiró la película Ciudadano Kane, y que había protagonizado un causo extremo de Síndrome de Estocolmo, al actuar en actos violentos junto al Ejército Simbiótico de Liberación, grupo que la había raptado.

En 1984 decidió dar un volantazo a su carrera y, aprovechando el nombre que había obtenido con los anteriores casos, crear su propia firma. Las estrellas de Star Sistem americano y las grandes empresas eran sus principales clientes. En una ocasión, representando al rapero Mc Hammer volvió a saltar a las portadas, al llegar casi a las manos con el también músico Bobby Brown, esposo de Whitney Houston, después de que este no quisiera firmarle un autógrafo a las hijas de Hunter.

Su conocido nombre, su trayectoria reivindicativa, su paso por el deporte profesional, su currículum como defensor de los derechos civiles, hasta su frustrado intento de entrar en el Congreso (1990) … llevaron a su viejo amigo de la universidad Dave Bing a proponerle como candidato para gestionar la Unión, la entonces fragmentada Asociación de Jugadores de Baloncesto. Ganó la votación definitiva y se convirtió en el cuarto director ejecutivo del organismo.

Pronto ganó notoriedad con sus acciones y se convirtió en la peor pesadilla de David Stern, el hombre que había hecho de un ‘deporte’ considerado coto de los afroamericanos en uno de los espectáculos más seguidos de USA. La primera medida de Hunter fue la suspensión de la pena de una temporada de suspensión y una altísima multa que la Liga y los Golden State Warriors (rescisión de su contrato) habían impuesto al intrépido Latrell Sprewell por empujar y agarrar del cuello a su entrenador PJ Carlesimo. Primer golpe para Hunter.

Poco después lograría aunar a las jugadoras de la recién creada WNBA bajo una misma asociacion y firmar un ventajoso convenio. Esa sólo era la antesala a lo que Hunter estaba preparando, a medida de lo que había hecho el béisbol en 1994, desde que llegó a su cargo.

El mayor pulso llegó en el verano de 1998, cuando Hunter llevó a sus más de 430 afiliados a una huelga que paralizó casi 200 días la NBA y provocó la suspensión del All Star o que ningún jugador de la Mejor Liga del Mundo estuviera presente en el Mundial de 1998. Hunter capitaneó las demandas del sindicato de jugadores, que lograron un pacto muy ventajoso para sus intereses, con una agresiva negociación en la que llegó a jugar la carta racial, enunciando que Stern había vendido a los blancos una liga de negros y ahora no quería repartir los beneficios. «Es un trabajador que sale de allí y unifica la gente. Creemos en Billy. Es tan simple como eso», lo definió en el New York Times durante las negociaciones de aquel lockout Pat Ewing, presidente del Sindicato en esa época.

Stern y Hunter vuelven a verse las caras este verano, con un lockout que no parece divisar el fin en el horizonte, mientras los rumores de la marcha de jugadores a otras competiciones completa las páginas de los medios especializados en la NBA. China es uno de los destinos favoritos. Curiosamente Hunter, entre otros cargos en la Universidad de Syracuse o el Puerto de Oakland, es consultor de la China Sports Industry Inc., empresa que opera en exclusiva el tratamiento deportivo en China y gestiona la comercialización y promoción del deporte profesional en la República Popular.

Según el perfil de la página de la NBPA, Hunter, de 68 años, está casado, tiene tres hijos y vive a caballo entre Oakland y Nueva York, donde tiene su oficina sobre un restaurante en Harlem.


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