El mejor y peor contrato de cada equipo en la Conferencia Este

Con las plantillas de todas las franquicias ya prácticamente confeccionadas, es posible echar un ojo a los distintos contratos en vigor de cada una y repasar los aciertos y errores de las distintas gerencias a lo largo de los años. ¿Cuáles son el mejor y el peor contrato de cada equipo de la NBA? Esto es lo que empezaremos a repasar, comenzando hoy por la Conferencia Este.

Antes de empezar, conviene destacar que la mención de un jugador en alguna de las dos categorías no implica definir su contrato como un chollo o como un desastre. Hay equipos sin contratos genuinamente buenos o malos en los que se tomarán en consideración distintos factores, siempre teniendo en cuenta además que es posible que cualquiera de estos hombres cambie su rendimiento durante el curso. No hay más que ver la percepción que se tenía del contrato de Andrew Wiggins hace unos años y la que se tiene ahora mismo.

Por último, no se incluirán jugadores que se encuentren aún en sus contratos de rookie, pues muchos de ellos tienen una relación rendimiento/precio muy elevada dado que su salario viene fijado por la liga en los cuatro primeros años. Para evitar que copen la lista de mejores contratos, no se les tendrá en cuenta. Dicho esto, vamos allá.

Atlanta Hawks

Mejor: Dejounte Murray. Tras su explosión de la temporada pasada, Dejounte Murray ha llegado a los Hawks en el mejor momento de su carrera a razón de unos 17 millones de dólares anuales. Los Spurs decidieron desprenderse de él considerando que no era un jugador alrededor del cual edificar el nuevo proyecto, pero en Atlanta no tendrá tanta responsabilidad y podrá lucir como guardaespaldas de Trae Young en un backcourt más que prometedor. Sin duda, uno de los movimientos más interesantes del verano.

Peor: John Collins. Su contrato de 125 millones en cinco años lleva siendo carne de rumores de traspaso desde que entró en vigor, pero por ahora los de Georgia no han conseguido encontrarle destino. Collins es sin duda un jugador con virtudes, pero lleva dos temporadas alejado del nivel que ofreció en el curso 19-20, seguramente el mejor de su carrera, y cada vez parece una pieza más secundaria en el proyecto de la franquicia. Su salario, no obstante, es de jugador de mucho peso, motivo por el que ocupa este puesto.

Boston Celtics

Mejor: Marcus Smart. Sin los destellos de talento que pueden tener Tatum o Brown, Smart lleva años siendo tan importante como ellos en prácticamente todos los logros de la franquicia de Massachusetts. Con un trabajo defensivo magnífico y una progresión en su juego ofensivo a lo largo de los años, el base se ha consolidado como un pilar del equipo, especialmente tras la fantástica segunda mitad de curso firmada este año. Robert Williams es candidato a arrebatarle este puesto, pero sus problemas de continuidad se lo han impedido por ahora.

Peor: Danilo Gallinari. La elección del italiano en este apartado resulta muy cruel, pues se debe únicamente a la lesión que le impedirá jugar a lo largo de la temporada, pero es que la plantilla de los Celtics está fantásticamente construida a nivel contractual. Derrick White sería quizás la otra alternativa, pues sus 17,5 millones anuales pueden antojarse excesivos para un suplente, pero tras sus últimos playoffs no merece que se le ponga en cuestión ni mucho menos.

Brooklyn Nets

Mejor: Seth Curry. El base es un complemento que cae como anillo al dedo en estos Nets. Si bien llegó al equipo a las puertas de la catástrofe de los pasados playoffs, contar con él a cambio de 8,5 millones es todo un lujo para una franquicia con tanto salario comprometido en unos pocos jugadores. Sus puntos desde el banquillo, su capacidad para liberar de trabajo a las estrellas durante unos minutos y su peligro off-ball compensan sobradamente su sueldo.

Peor: Ben Simmons. Esta es una de esas elecciones que tiene potencial para envejecer muy mal, pero a estas alturas es inevitable. El australiano ha demostrado a lo largo de su carrera tener condiciones para ser un jugador demoledor, y de hecho llega a un equipo que necesita como el comer muchas de sus virtudes, pero lo cierto es que ahora mismo todo a su alrededor son dudas tras verle apartado de las pistas toda la temporada 21-22. Solo el tiempo dirá si este movimiento acaba siendo negativo o positivo para Brooklyn, pero por ahora no queda sino colocarle en este puesto, aunque sea con asterisco.

Charlotte Hornets

Mejor: Kelly Oubre Jr. Los recientes rumores acerca su posible salida hicieron a muchos llevarse las manos a la cabeza, y no sin razón. Con sus altibajos, que los tiene, el alero es un jugador con grandes capacidades en los dos lados de la cancha y cuyos 12,6 millones son una cifra bastante amable para su rendimiento, especialmente dado el hueco que el caso de presunto maltrato de Miles Bridges ha dejado en la plantilla.

Peor: Gordon Hayward. Siendo justos, el contrato de Hayward dista de ser tan desastroso como muchos se lanzaron a pronosticar en 2020, y de hecho los Hornets son una de las franquicias que, dado que cuentan con muchos jóvenes con contratos de rookie, pueden permitirse sobrepagar a un jugador así para que haga de contrapunto veterano y sume al juego del equipo. Hecho el matiz, tampoco tendría sentido fingir que Gordon es ahora mismo un jugador que justifique sus 30 millones de dólares anuales, menos aún dados sus problemas de continuidad.

Chicago Bulls

Mejor: Alex Caruso. Que le pregunten a los Lakers del año pasado qué tal les habría venido invertir 9 millones de dólares anuales en un hombre como él. El base es un grandísimo defensor perimetral que no tardó en cautivar a los de Illinois, donde de hecho puede formar una pareja con Lonzo Ball que sea una pesadilla para los atacantes rivales. Veremos si este año la dupla puede dejar los problemas físicos a un lado y tener más continuidad.

Peor: Nikola Vucevic. Sus números pueden decir lo contrario, pero cuando han llegado los momentos importantes al montenegrino se le han visto las costuras y su condición de pívot de élite ha quedado bastante en entredicho. Sus 22 millones de dólares de salario no parecen corresponder a su aportación real sobre la pista, aunque, todo sea dicho, entra ya en su último año de contrato y los Bulls podrían negociar una extensión más amable que les permita potenciar la plantilla.

Cleveland Cavaliers

Mejor: Jarrett Allen. Consagrado como All-Star y con las dudas sobre su compatibilidad con Mobley despejadas, el ex de los Nets afronta esta temporada convertido en uno de los pilares del proyecto de los Cavaliers. Su poderío defensivo será incluso más relevante con la adición de Mitchell al backcourt, y, tras firmar los mejores números ofensivos de su carrera, veremos si puede seguir consolidándose como una referencia en su puesto.

Peor: Kevin Love. De manera un poco similar al caso de Hayward, nos encontramos ante un jugador que, aun con un salario muy superior a su rendimiento, se encuentra en una plantilla que puede absorber sin demasiados problemas su sueldo. No obstante, la ausencia de contratos genuinamente malos en Cleveland le hace ocupar este puesto simplemente por ser quien ofrece una peor relación nivel/salario.

Detroit Pistons

Mejor: Hamidou Diallo. Joven, con un buen rendimiento a sus espaldas y con capacidad para ser un hombre importante en el equipo a cambio de 5,2 millones anuales. En una plantilla formada fundamentalmente por contratos de rookie y veteranos para rellenarla, se hace la opción más lógica para esta posición.

Peor: Kemba Walker. Todo apunta a que Walker no disputará ningún minuto con los Pistons, lo que lo convierte en la elección casi por descarte ante la ausencia de grandes contratos. Los de Michigan y el base han acordado que firmarán un buyout en el que el jugador perdonará parte de su salario cuando otra franquicia muestre interés en él, pero de momento no ha aparecido ningún equipo que vaya a facilitar la situación. Es de esperar que alguien se fije en él en algún punto de la temporada, pero por ahora deberán seguir contando con él pese al nulo interés mutuo.

Indiana Pacers

Mejor: Tyrese Haliburton. Aunque su inclusión suponga ignorar la única regla establecida para este artículo, podemos hacer una excepción teniendo en cuenta que los Pacers no fueron el equipo que lo eligió en el draft. Muchos en Sacramento todavía se tiran de los pelos recordando cómo dejaron escapar a su jugador más prometedor, mientras que en Indiana celebran haber pescado en río revuelto y hacerse con un hombre de talento, progresión, y dos años de contrato de rookie por delante para demostrar su verdadera valía.

Peor: Myles Turner. Quienes se hayan aficionado a la NBA de forma más reciente tal vez no recuerden una sola agencia libre en la que no se rumorease su salida. Y sin embargo, ahí sigue, preparado para, si nada cambia, afrontar su octava temporada en los Pacers. Pese a sus grandes capacidades como taponador, ni encaja del todo en la reconstrucción de Indiana ni parece que sus 17,5 millones de dólares anuales le hagan atractivo para otros equipos. El año que viene será agente libre, de modo que veremos si su condición de expiring finalmente hace que algún pretendiente se lance.

Miami Heat

Mejor: Max Strus. Tanto él como Gabe Vincent era perfectamente válidos para esta posición. Su rendimiento la temporada pasada estuvo muy por encima de los 1,8 millones de dólares que ambos recibirán este curso, y sin duda su grandísimo nivel dio a los Heat una profundidad que les permitió rozar la vuelta a las Finales de la NBA.

Peor: Duncan Robinson. Otra de esas elecciones que tal vez no envejezcan bien, pues Robinson ha sido una auténtica ametralladora de triples en varias temporadas de su carrera, pero entra a este curso más cuestionado que nunca tras unos playoffs en los que a ratos su presencia en cancha fue prácticamente insostenible. Sin su habitual acierto exterior, sus carencias quedaron mucho más expuestas y fue relegado a un rol muy menor, especialmente gracias al paso adelante de hombres como los propios Strus o Vincent. Fue una forma pobre de estrenar su contrato de 90 millones en 5 años, pero está por ver si se trata de un problema recurrente o puntual.

Milwaukee Bucks

Mejor: Pat Connaughton. Un jugador injustamente olvidado en muchas ocasiones al hablar de los campeones de 2021. Su acierto exterior, su sacrificio en defensa y rebote, y su inteligencia posicional hacen de él un hombre ideal para cualquier segunda unidad, más aún a cambio de 5,7 millones de dólares anuales.

Peor: Joe Ingles. Dado que tampoco hay contratos particularmente malos en Milwaukee, toca decantarse por el único hombre que es una incertidumbre ahora mismo. Los Bucks gastaron su Mid-Level Exception en un jugador que cumplirá 35 años este mes y que sufrió un desgarro de ligamentos en enero para de cuya recuperación aún le quedan varios meses. No está claro cuánto le queda para jugar ni a qué nivel lo hará, y aunque el australiano es un excelente pasador y un buen tirador que puede encajar en los de Wisconsin, es una decisión que cabe considerar como mínimo arriesgada.

New York Knicks

Mejor: Jalen Brunson. Igual de aquí a unos años esta elección se confirma como desastrosa, pero en un equipo que no se caracteriza precisamente por ser ahorrador al firmar contratos y que necesitaba un base de nivel como el comer, cuesta decantarse por otro nombre. Sus 104 millones en cuatro temporadas se antojan excesivos, pero al menos escalan de forma decreciente, concediendo más flexibilidad en futuras temporadas. Además, tras años de rumores sobre superestrellas que querían jugar en Nueva York y acababan jugando en todos lados menos en Nueva York, los Knicks se han llevado por fin a uno de los nombres más codiciados de la agencia libre, una tendencia a la que veremos si dan continuidad.

Peor: Julius Randle. Su contrato de 117 millones en cuatro temporadas parecían coherente cuando se firmó, pero tras una temporada decepcionante que ha colocado su nombre en la lista de rumores de traspaso, la situación de Randle se hace más dubitativa. Desde luego, está a tiempo de recuperar su mejor versión, pero hasta entonces le toca ocupar este puesto en la lista.

Orlando Magic

Mejor: Wendell Carter Jr. Sus problemas físicos han dificultado su desarrollo en la liga, pero viene de firmar su mejor temporada en cuanto a rendimiento y a partidos disputados. Su extensión de 50 millones en cuatro años le dará tiempo para explotar y le convertirá en una ganga si lo hace, mientras que si, por contra, sigue sin encontrar regularidad, no será un lastre especialmente pesado en el cap del equipo.

Peor: Gary Harris. Siempre nos quedará la duda de lo que podría haber sido este jugador sin un historial tan trágico de lesiones. Los Magic parecen decididos a comprobarlo con el contrato de 26 millones en dos años que le han firmado este verano, pero un desgarro de menisco ya ha puesto en duda su condición para el inicio de curso y de momento no hay fecha para su regreso. Sin ser un contrato genuinamente malo, es un jugador que ni parece encajar del todo en esta reconstrucción del equipo ni se antoja muy traspasable si su salud no mejora.

Philadelphia 76ers

Mejor: James Harden. No es que pagar 33 millones de dólares anuales a James Harden en pleno 2022 sea una ganga, pero conseguir que el escolta rechazase su player option para firmar un nuevo contrato y liberar algo de espacio fue sin duda uno de los grandes logros de los 76ers en esta agencia libre. Esta decisión permitió realizar las incorporaciones de P.J. Tucker y Danuel House Jr., por lo que, aunque de manera indirecta, puede considerarse un gran contrato dadas las circunstancias.

Peor: Tobias Harris. No ocurre lo mismo con Tobias Harris, cuyo contrato de 180 millones en cinco años sigue pesando todavía en el cap de los de Pensilvania. Ya solo quedan dos temporadas…

Toronto Raptors

Mejor: Otto Porter Jr. Reivindicado tras su excelente campaña en los Warriors, Porter ha llegado a los Raptors por un contrato superior al que podía firmar en San Francisco pero que sigue siendo ideal para la franquicia. Sus 6 millones por temporada son un precio módico para un jugador versátil, efectivo y con experiencia ganando campeonatos. Después de lo que pesó sobre él el gran contrato que firmó en su momento en Washington, alegra verle de nuevo como un hombre codiciado por las franquicias.

Peor: Pascal Siakam. Una elección delicada, pero lo cierto es que Siakam tiene ahora mismo un contrato de primera espada, un rol que no está del todo claro si puede ocupar. A ratos da la sensación de que sí, a otros de que no está cerca. El suyo no es un mal contrato, especialmente teniendo en cuenta cómo está construida la plantilla de Toronto, pero sí uno con el que es necesario exigirle más.

Washington Wizards

Mejor: Monte Morris. Uno de esos complementos de lujo que nunca despierta grandes titulares pero que muchos querrían en sus respectivos equipos. Por 9 millones de dólares anules, promete ser un base titular solvente y con destellos que le hacen sacar algunos partidos adelante, como ya ha sido en Denver aprovechando la lesión de Jamal Murray. Uno de los aciertos de Washington en este mercado.

Peor: Bradley Beal. Los Wizards dieron este año todo lo que podían para mantener al escolta en la plantilla. 50 millones anuales de media, una cláusula anti traspaso, un 15% de bonus por traspaso… La cuestión es, ¿es esto lo que necesitan los capitalinos ahora mismo? No lo parece. Desde luego, con la plantilla actual no parecen un equipo aspirante a nada particularmente importante, y este contrato les maniata enormemente tanto para reforzar el proyecto como para reventarlo y empezar a reconstruir. No cabe duda de que Beal es su mejor jugador, pero no está tan claro que sea un jugador por el que apostar de forma tan decidida.

(Fotografía de portada: Mark Blinch/Getty Images)


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