La Liga ya tiene a su élite

Casi cuarenta partidos disputados por equipo; nos acercamos al ecuador. Tiempo suficiente para que los caballos más veloces del hipódromo empiecen a marcar el ritmo de carrera. Los «conocemos»:

El que menos se paga en las quinielas, por derecho propio, lo monta y guía Steve Kerr, por mucho que ahora las riendas las sostenga temporalmente Luke Walton. El mejor balance de la historia a estas alturas hace que no exista debate sobre sus posibilidades. Los Warriors tienen todas las papeletas para ser los mejores de la temporada regular y no hay nada (mientras las lesiones no salgan a escena) que haga pensar que en Playoffs el guión vaya a ser diferente (36-2).

Con motor híbrido y silencioso, como siempre, se dibuja la sombra inmediata y a rebufo de los Spurs. En San Antonio ya se han acostumbrado a ser esa ese rocín que cabalga en la cabeza del pelotón, pero casi siempre permitiendo que el morro que sobresalga sea el de otro. Cada año apetece arriesgar e invertir en uno nuevo, pero todo buen inversor sabe que Popovich asegura, mínimo, evitar el descalabro. Los tejanos son esa apuesta a «no perder». Te garantizan comodidad y buen trote en la temporada, y apretar e incordiar como pocos hasta el Final. Y a veces, y más que a menudo, ganan su peso en oro (34-6).

Luego está ese otro jinete que hace superior a cada corcel que monta. LeBron James sacó lo mejor de los Heat y ahora hace lo propio dirigiendo a los Cavaliers. En Cleveland, mientras tengan a su jockey local, son inamovibles en esta lista. Además, le echábamos de menos, ya tenemos en su rol más desatado al Uncle Drew. En Ohio, con las calderas a toda máquina, hay quienes se preguntan por un desenlace distinto en las pasadas Finales. Ahora están al completo y devoran millas a todo galope. Veremos, con toda la musculatura manteniéndose sana, que pueden demostrarnos en el sprint final (27-9).

No hay líder de la manada sin desafío en forma de joven competidor. No hay James sin Durant. Oklahoma, el eterno aspirante, vuelve al meollo tras un año sin su estrella más cegadora. Los Thunder son un murmullo que crece a base de un dúo sideral. Y se acercan al precipicio. O se encaraman al trofeo o caerán. Son la excepción a la regla; tras la derrota en Portland deben empezar a contar de nuevo, pero con 7 victorias en los últimos 10 encuentros y su zancada es amplia. Como su rotación. (27-12)

Y otro alazán que no llega a murmullo pero se susurra con perenne timidez. El hermano pobre de Los Angeles pero, desde hace años, rico en talento hasta ahora desaprovechado. Pocos confían en que los Clippers puedan ser los reyes de la primavera, pero parece que por fin han cogido ritmo en este invierno y su trote gana en firmeza (25-13).

Racha de victorias

Los favoritos van quemando etapas y cumpliendo objetivos con soltura. Los Cavs son líderes en el Este, y los otros cuatro, —Warriors, Spurs, Thunder y Clippers— en marcial fila correlativa dominan el Oeste. Y cada vez sumando más cuerpos de ventaja.

Sólo estamos en enero y ya cabalgan a todo trapo antes de la acampada en los abrevaderos del All-Star. Quieren marcar diferencias y quieren hacerlo ya. El objetivo no es otro que situarse en la segunda mitad con la despensa llena y sin necesidad de apremio, para que cuando toque espolearse, las fuerzas de flaqueza no sean las únicas.

Concretamente, en esta racha de aspirantes, son los Clippers, los menos preferidos, los que mejor están. Nueve victorias seguidas y contando. O mejor sin contar, porque aún tiene más mérito. En Los Angeles no cuentan con Blake Griffin, y se están defendiendo maravillosamente sin él. No nos equivoquemos, que nadie piense que su presencia es un estorbo. Pero el resto de piezas ha sabido responder muy bien, y eso era fundamental donde su figura comenzaba a brillar demasiado en solitario.

Chris Paul nunca se había ido y Reddick ha vuelto a aparecer, DeAndre hace de nuevo lo que su A,B,C le permite, y el banquillo por fin está dando minutos de calidad. Con sus piezas rodadas y la sintonía reencontrada, Doc Rivers tiene la obligación, con la bestia de vuelta, de ir al siguiente nivel. La materia la tiene, las herramientas también. Sólo necesita lo que una franquicia perdedora jamás ha tenido: resultados.

Igual de bien están en Texas. Este año, con LaMarcus en el quinteto y Leonard como dique incontenible, parece que hasta controlarse les cuesta. Ganar es tan fácil y juegan tan de memoria que cuando el básquet fluye encorsetarse supone el mayor reto. Las victorias van cayendo como una gotera irreparable. En San Antonio son así; le sacan brillo al mate. Allí cierran una puerta y no se abre una ventana; se abre un portón.

Se van Splitter y Baynes pero llega Marjanovic; éxodo de Belinelli y ahí aparece Simmons. Joseph lo está partiendo en Toronto, pero mejor que no se enteren McCallum ni  Kyle Anderson. La soltura spur es insultante. Y eso con Tony Parker todavía lejos de su mejor nivel (¡pero como está Ginobili!) y el anecdótico primer partido a cero en la carrera de Duncan. El calentamiento de San Antonio es el más largo de toda la liga; su partida suele empezar en Octavos.

James, Irving, Love, Shumpert, Thompson, Mozgov, Dellavedova y J.R.Smith metiendo triples. ¿Imparables estando on fire?. Ocho victorias consecutivas suman en Ohio, y mientras LeBron haciendo mates como si tuviera 25 años. David Blatt puede encenderse un cigarro. Y luego otro y otro más. El automático está puesto y no hay error posible en las coordenadas.

Los Warriors son los menos enrachados. Sólo siete victorias sucesivas, vaya por Dios. Querrían demostrar que son humanos para que no los expulsaran de la competición por alienígenas mutantes. Mientras sus competidores sueñan con el anillo, ellos aspiran a los Bulls del 96. A adelantarles. Al anillo también, por supuesto. Pero con posibilidades reales de hacer trizas el 72-10, ¿queda alguien que dude de su candidatura?

Los Otros

No los de Amenábar, sino esas otras veleidades de la liga que amenazan con hacerse corpóreas. Raptors, Bulls, Hawks, Heat incluso Pacers, Rockets y Mavs, son buenos y no es recomendable pasar por alto su solicitud. En Toronto solo suman sólo una victoria menos que al sur de California, pero el ritmo es muy distinto. Los mencionados arriba, en plena racha, están demostrando ser en estos momentos hidalgos de sangre árabe casi inalcanzables.

Los nombres son exactamente los mismo que vaticinábamos en los albores de la temporada. Eran los que son, y cada vez lo son más, mereciéndose a cada jornada nuestro voto y confianza. Pocos sobresaltos por ahora pensando en la recta final. De hecho, cada vez abren más brecha entre ellos y sus rivales. En siete partidos siempre puede estallar la sorpresa pero, ante semejante sobriedad de quienes dominan la cartelera, ¿realmente hay alguna posibilidad de entregar la estatuilla de equipo revelación en Playoffs?.


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