Aquellos aficionados de los Utah Jazz previos a la denominada Generación Z poseen la virtud de la madurez y la consiguiente visión en perspectiva de las distintas épocas en la historia de la franquicia.
Muchos de ellos seguramente anhelan aquellos años dorados junto a John Stockton, Karl Malone y Jerry Sloan. Al igual que recuerdan, con cierto temor, lo ocurrido en 1999.
Aquella fue una temporada muy peculiar y problemática. El primer año tras la segunda retirada de Michael Jordan enfrentaba a la NBA a dos problemas muy bien definidos: el preocupante descenso del ritmo anotador de los partidos y, más alarmante todavía por su impacto instantáneo, el lockout que paralizó la competición hasta principios de febrero.
Al igual que en el presente curso, los de Salt Lake City iniciaron aquella temporada a tope, sin apenas cambios en la plantilla. Ganaron 19 de sus primeros 23 partidos, con derrotas ante Seattle Supersonics, Denver Nuggets, Portland Trail Blazers y Los Angeles Lakers. Y solo una de ellas en el Delta Center tras sufrir en sus carnes una demostración del potencial conjunto de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant.