La semana ha dado comienzo en Brooklyn con el anuncio de la contratación de Blake Griffin. El número uno del draft de 2009 se une a un proyecto de altos vuelos en el que ya están presentes grandes estrellas de la NBA como Kevin Durant, James Harden y Kyrie Irving.
El ala-pívot ha perdonado bastante dinero para firmar por unos Nets que han desplazado las dudas iniciales a base de puntos y que han ascendido hasta la segunda posición de la Conferencia Este tras vencer en diez de sus últimos once partidos.
Ahora bien, la franquicia neoyorquina no disfrutará de aquella versión explosiva que recopiló un total de seis apariciones en el All-Star Game. Las lesiones han hecho mella en un Griffin que ha pasado de maltratar el aro con ferocidad a huir de él hasta el punto de combinar el lanzamiento exterior con la creación desde el poste alto. Quien espere ver una vez más a aquella demoledora pareja interior de la Lob City junto a DeAndre Jordan —con el que ahora vuelve a reunirse— se llevará una gran decepción.