Toda arma permanece presta para escupir acción siempre que un solo cartucho decida camuflarse en la recámara. En la zona no visible para el enemigo pero que cuenta igual a la hora de disparar. Eso es, más o menos, lo que le ha ocurrido a Juancho Hernangómez en las últimas fechas. Después de tres años y medio aguardando la oportunidad fantasma en Denver, y abocado a una agencia libre 2020 complicada para sus intereses, el internacional español ha conseguido desenrollar una pequeña muestra de todo lo que le une a la NBA.
Muchos entendidos se empeñaban en que el alero de Las Rozas (Madrid) no acreditaba nivel para la liga estadounidense; sin embargo la última bala de Juancho antes de ser agente libre ha supuesto un completo éxito. Un renacimiento y giro de acontecimientos. Con minutos, importancia y capacidad para desplegar todo su arsenal, el mediano de la familia ha dicho “aquí estoy yo” a quienes le veían pronto de regreso en Europa.
La mutación de Juancho ha resultado sideral. Ha pasado de ser el jugador número 12 en minutos disputados en los Denver Nuggets (12,4 de promedio esta temporada) a cuarto integrante de los Minnesota Timberwolves con mayor tiempo de promedio en cancha (29,4 por noche).