Año nuevo, entrenador nuevo, dentro de un proyecto que apuesta una vez más por mantener sus cimientos. Una aparente dicotomía que escribe las primeras líneas de la temporada 2021-22 en Portland.
La etapa de Terry Stotts terminó por derrumbarse este verano entre la inoperancia defensiva, la falta de respuesta en playoffs y ciertas miradas de recelo al general manager Neil Olshey que, de momento, no se han materializado en nada importante.
En su debut como head coach en la NBA, Chauncey Billups afrontará un doble reto. Primero, aquellos que señalan directamente a los objetivos deportivos del equipo. Y, segundo, el riesgo de que la primera temporada de su mandato finalice con un potencial desmantelamiento del roster que abra las puertas a la reconstrucción y, en consecuencia, a una indeterminada odisea por el desierto.