Las expectativas a menudo llevan a análisis precipitados y Cade Cunningham ha sido víctima de esto en sus primeras semanas como jugador NBA. El número uno del último draft no pudo comenzar la temporada desde su inicio debido a una lesión en su tobillo. A su vuelta, el rendimiento y porcentajes mostrados en pista le ponían en listas infames entre los peores números 1 de la historia, compartiendo el dudoso honor con ilustres como Anthony Bennet. Ahora, con unas cuantas actuaciones positivas a sus espaldas, Cunningham se toma con cierto humor las críticas. «Mucha gente ha insinuado que soy un pufo. Lo veo gracioso» declara para The Undefeated.
El joven no niega que estas críticas han captado su atención. «Es algo de lo que tomo nota. Me decía a mí mismo ‘Bien, ya veremos'». También dice que en ningún momento le preocupó que su arranque fuese más flojo de lo esperado. «Soy una persona que afronta la vida creyendo que cada día será mejor que el anterior, así que sabía que le iba a dar la vuelta».
Después de once partidos, Cade Cunningham sigue luchando contra los malos porcentajes de tiro —35% en tiros de campo y 25% en el triple—, pero ya es el segundo mayor anotador y asistente entre todos los rookies. Y, sobre todo, ya ha dejado muestras de por qué su número uno era irrebatible por compresión y dominio del juego. Puede que Cunningham no termine siendo el Novato del Año o ni siquiera el mejor jugador de la camada, pero ha tardado poco en evidenciar lo exageradas que eran las primeras impresiones que surgieron de su debut.
(Fotografías de portada de Gregory Shamus/Getty Images)