Don’t mean a thing without the ring.
En fuego valyrio debe haberse grabado Stephen Curry esta frase tras el curso anterior. La acuñó Ron Harper, el base de los Chicago Bulls del 72-10, y la hizo serigrafíar en unas camisetas para que todos recordaran cuál es la auténtica meta. Los Warriors crearon historia pero se quedaron a medio camino de forjar leyenda. El 73-9 quedó desdibujado por un final feliz… para los Cavs.
Por eso, este año, la mentalidad no entiende de bifurcaciones. Sendero sólo hay uno. Directo a la meta; directo al anillo. Uno podría pensar que con el cambio de cromos, Durant por Barnes, están obligado a pensar en esa cifra… el 74-8. No Curry. El genio de GSW está escarmentado para toda la vida.
Ganar el anillo es el único objetivo, y volver a batir el récord ahora ostentando por ellos no está en la hoja de ruta. Así lo ha asegurado para NBA.com. Si sucede, bienvenido sea, pero todo apunta también a que Steve Kerr no será tan transigente en esta ocasión en tema de rotaciones. Llegar a Playoffs sin contratiempos será una prioridad, y si para ello hay que renunciar a repetir hazaña en temporada regular, así será.
Han fichado a Kevin Durant y despedido a gente como Barnes, Bogut, Speights o Ezeli por un motivo; y ese no es otro que el campeonato.