DeMarcus Cousins se licencia desde el triple

Anoche, la pintura del Sleep Train Arena nos dejó una obra magnífica. O mejor dicho dos de sus habituales, porque en el partido de ayer entre Sacramento Kings y Los Angeles Clippers, tuvo a uno de sus protagonistas haciendo daño desde una distancia que no es típica en él.

DeMarcus Cousins y Blake Griffin se batieron el cobre con tremendas actuaciones personales de 32 y 33 puntos respectivamente. Sin embargo eso no es lo más raro o destacable de lo que vimos ayer sobre el parqué. Cousins, dueño y señor bajo los aros, se alejó de su zona de influencia para demostrarnos que ha añadido un recurso más a su, ya de por sí, amplio abanico. Su hoja estadística reflejaba al final del encuentro un 4/5 en tiros de tres.

Sin contar este último partido, Cousins llevaba lanzados sólo 66 triples en sus 5 años como profesional, siendo en su tercera temporada cuando más se atrevió, con veintidós intentos, mientras que hace dos años apenas probó suerte en siete ocasiones.

Su bagaje de acierto ha sido paupérrimo hasta el momento, constando como ‘mejor obra’ la del año pasado con un 25% en una serie de 2/8. De hecho, sólo con sus cuatro triples encestados anoche ya empata su máximo de aciertos en un año desde más allá del perímetro, cuando en la temporada 2012-13 besó la red en 4 de 22 disparos.

¿Nuevo arma o casualidad?

En una corriente en la que varios de los hombres grandes tienden a alejarse cada vez más de la pintura, resulta una incógnita si DeMarcus Cousins tirará por estos derroteros para convertirse en un absoluto todoterreno. Jugadores como Anthony Davis o LaMarcus Aldridge ya han declarado públicamente que tienen pensado lanzar con mayor asiduidad desde 7,25, así como otros pívots y ala-pívots demuestran ser una amenaza que no conviene flotar (los Gasol, Spencer Hawes, Chris Bosh, Serge Ibaka y el propio Blake Griffin, game winner incluido el año pasado).

En tres de los cuatro triples convertidos ante los Clippers, se repitió la misma escena: Cousins era el último jugador de su equipo en correr la ofensiva, por lo que al tardar en incorporarse al arco de ataque y alejado de su marcador, le era cedido el balón por sus compañeros para, inmediatamente, lanzar. El cuarto blanco se sucedió en jugada estática, con un par de amagues y punteo de DeAndre Jordan incluido.

Por lo tanto, ahora nos resta resolver una duda. ¿Fue su prolífica actuación de anoche desde la lejanía fruto de la casualidad y la confianza o una estrategia previamente establecida entre el jugador y George Karl?

https://www.youtube.com/watch?v=-ft2wKEiYjk


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