Doc Rivers, impasible ante un posible despido

¿Puede la lesión de Blake Griffin acelerar el adiós de Doc Rivers a los Clippers? Pongámonos en situación. Chris Paul fue traspasado a Houston Rockets y la franquicia decidió despojar a Rivers de los cargos de presidente y general manager. Sonaba a despido a la vista, pero 20 millones de razones (dólares) repartidas en dos años eran suficiente motivo como para dejarle al frente del equipo.

El comienzo no estuvo nada mal. Las victorias se sucedieron y parecía que todo iba sobre ruedas. Pero el sol se puso. Perdieron a Milos Teodosic, Danilo Gallinari y Patrick Beverley (para toda la temporada), y las derrotas se acumularon hasta una cuenta de nueve consecutivas.

Dada la crisis de resultados renacieron los rumores que señalaban a la posible marcha forzada de Rivers. Nada ha pasado hasta el momento. El equipo ganó tres partidos seguidos y la calma se restableció… hasta que la estrella, Blake Griffin, caía lesionada con un periodo de baja que se estima en dos meses.

Esa puede ser la puntilla. Nadie hablará de que Doc no tenga nivel para seguir a los mandos pero, ¿es el indicado para una reconstrucción? Eso deben dilucidar en la oficina. Ya hay quien piensa que con un récord actual de 8-11, y sin Griffin, ha llegado el momento de olvidarse de esta temporada –y puede que alguna más– para abrir un nuevo camino. En cualquier caso, Rivers tiene claro que no va a perder el sueño por si sigue o no al frente de los angelinos.

«Trabajando como entrenador, siempre estás en el objetivo. Es sencillo. Los jugadores se lesionan, comienzas a perder y es culpa del entrenador. Llevo mucho tiempo en esto. Sé lo que puedo hacer y creo en estos muchachos. Realmente no hay mucho que pueda hacer al respecto. Es diferente a hace 15 años. Ahora la gente quiere echar la culpa de inmediato. Cúlpeme a mí o a lo que sea. Así funciona. ¿A quién le importa? No me molesta para nada. En cualquier caso ni siquiera lo leo», comenta a Arash Markazi de ESPN.

Sin prisa

Que los Clippers quieran dar paso a una reconstrucción es lícito, pero la realidad es que no empezaría a rodar al menos hasta el próximo verano, por lo que prescindir a mitad de temporada de su actual entrenador carece de sentido. Este curso se ha encarado de una manera y las piedras en el camino –que son muchas– no deben servir para otra cosa que hacerles pensar qué rumbo desean tomar una vez concluya el presente.


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