Duro toque de atención de los Warriors a los Bucks

Con seis victorias consecutivas tras el All-Star, los Bucks vivían su mejor tramo de confianza de la temporada. Y para intentar prolongarlo, esta madrugada tenían delante a unos Warriors que venían de perder por más de 50 puntos. Pero quien crea que la NBA es una liga previsible es que no la conoce demasiado.

Con un apabullante 125-90, Golden State hizo borrón y cuenta nueva y dio continuidad a las buenas sensaciones que habían encadenado antes del desastre del TD Garden. Con un baloncesto veloz, coral y que no dependió en exceso de la inspiración de Stephen Curry, los de Kerr vencieron y convencieron ante un equipo que aspira a alcanzar el estatus de verdadero contender, pero cuyas carencias expusieron casi de principio a fin.

Gran parte del triunfo se forjó en la primera mitad, en la que los locales rozaron la perfección y se impusieron por 78-58. Con un ritmo atroz y mucho movimiento sin balón, pillaron por sorpresa a la defensa visitante y penalizaron la falta de movilidad de Brook Lopez, que tardó muchísimos minutos en encontrar su sitio en la pista. El pívot, a quien Doc Rivers situó como marcador de Jonathan Kuminga, se quedó muchas veces a medio camino entre el triple y el aro sin llegar a ninguno de los dos sitios, abriendo mil vías para que los locales no dudaron en castigar.

Y es que dicho problema no habría parecido tan grande de no ser por el descomunal acierto exterior de Golden State, que penalizó cada espacio como si de 2017 se tratara. Con un 12/19 (63,2%) en triples en la primera mitad, aprovecharon cada punteo que llegaba tarde en un auténtico festival de tiro encabezado por Curry, que sí bien no necesitó ser tan omnipresente como en otras victorias sí fue el mejor de los suyos. El base acabó con 29 puntos tras firmar un 6/10 desde el perímetro, números a los que añadió 5 asistencias y 8 rebotes en otra gran actuación.

Jackson-Davis contiene la reacción

Milwaukee cambió notablemente su imagen tras el descanso, cuando Rivers situó a Brook Lopez sobre Draymond Green en defensa y dejó al pívot hundido en la pintura, cerrando esa vía y permitiendo a los exteriores perseguir de forma más agresiva el movimiento sin balón de los locales. Además, en lugar de simplemente esperar abierto a un posible triple, el pívot empezó a ofrecerse más en la pintura y Giannis consiguió asistir algunos de sus cortes, convirtiéndose en un factor también en ataque. Y de repente, el jugador que más había lastrado a los Bucks en la primera parte se convirtió en su referencia en la segunda.

Los de Wisconsin salieron del descanso con un parcial de 5-19 que les devolvió al partido tras haberse visto 22 abajo en la segunda mitad, pero a medida que ambos entrenadores empezaron a mover los banquillos todo volvió a parecerse a lo visto en los dos primeros cuartos. Aunque esta vez, el dominio de los Warriors llegó desde la defensa.

Trayce Jackson-Davis, cuya presencia en la primera parte había sido más discreta, salió a pista con más de 5 minutos para el final del tercer cuarto. Y ahí comenzó una sequía para la que los Bucks nunca tuvieron solución.

Con solo 13 puntos en los últimos 17 minutos de partido, los de Rivers vivieron sus peores tramos en ataque de la temporada, y Jackson-Davis tuvo mucho que ver. Con su enorme capacidad atlética, dificultó a Giannis finalizar bajo el aro tanto cuando ejercía como defensor principal como cuando llegaba en ayuda, lo cual no solo eliminó una de las principales vías anotadoras de los visitantes sino que redujo las opciones del griego de generar para sus compañeros. No está claro si, tras perderse el duelo ante los Clippers, el ala-pívot llegaba aún algo lastrado físicamente, pero desde luego sufrió para imponerse y se quedó en unos 23 tantos que están muy lejos de su rendimiento habitual.

Tampoco pudo tomar el testigo Damian Lillard, que se encontró con un Moses Moody muy agresivo al que tampoco fue capaz de hacer daño. Si a esto se le suma el desacierto exterior de hombres como Malik Beasley o A.J. Green (0/11 en triples entre los dos), se explica un atasco que catapultó a los Warriors a un triunfo cómodo y dominante a partes iguales. Los San Francisco cerraron el choque con un parcial de 32-9 en el último cuarto, dando una imagen que de verdad les permite soñar con seguir escalando posiciones en el Oeste.

(Fotografía de portada: Ezra Shaw/Getty Images)


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