El All-Star Game está de vuelta… a las andadas. El equipo de la Conferencia Este se llevó una nueva edición descafeinada del partido de las estrellas, que con un 211-186 en el marcador pasa a la historia como el más anotador desde que se celebra el evento. El regreso al clásico Este contra Oeste no sirvió para revitalizar el duelo, algo en lo que ni los más optimistas confían ya a estas alturas.
Nadie le pide a este partido 48 minutos de gran baloncesto, pero sí resulta atractiva la idea de, como ocurrió en 2020, un final apretado en el que ver a los mejores del mundo tomarse en serio el último tramo e intentar ganar. Esta idea, sin embargo, fue quedando poco a poco descartada a medida que el Este abría la distancia en el marcador y sumaba una canasta tras otra, llegando a ganar por hasta 27 puntos en un despliegue anotador histórico. Sus 211 tantos pulverizaron los 196 que desde 2016 conformaban el récord del encuentro, aunque a este ritmo no pasarán muchos años antes de que la cifra vuelva a quedarse corta.
Damian Lillard, Jaylen Brown y Tyrese Haliburton fueron los máximos anotadores del equipo con 39, 36 y 32 puntos respectivamente, y su pequeño duelo final para tratar de llevarse el MVP de la noche fue uno de los momentos de interés. Lillard había liderado al equipo a lo largo de la noche con una muestra de su inmenso rango de tiro, pero con la llegada del último cuarto Jaylen empezó a buscar más protagonismo, destrozando el aro a base de mates y convirtiendo varios triples para acercarse a la anotación del base. Del mismo modo Haliburton, que jugaba en casa, encadenó 7 tantos en apenas 20 segundos con los tratar de destacarse en el tramo final, pero Damian decidió entonces recuperar galones.
El base pidió balón para sumar su décimo triple de la noche, y en la siguiente posesión buscó ir todavía más allá. Tras haber convertido un triple desde el centro del campo durante el tercer cuarto, el de los Bucks disparó esta vez desde su propia cancha, anotando una canasta que le hizo recuperar el papel de máximo anotador y que le aseguró el MVP del encuentro después de convertirse el sábado en campeón del Concurso de Triples.
Karl-Anthony Towns hizo también méritos para llevárselo, y seguramente lo habría hecho si el Oeste se hubiese llevado el duelo. Con 50 puntos, lideró el partido en esta faceta sin necesidad pese a no tener una noche tan brillante como otros en el triple, aprovechando las endebles defensas para ir hacia la pintura y sumar allí una vez tras otra. Sus compañeros, sin embargo, no le acompañaron demasiado, haciendo de este un choque en el que no solo la intensidad era opcional y la defensa estaba mal vista, sino que tuvo un ganador decidido con 15 minutos de antelación.
(Fotografía de portada: Justin Casterline/Getty Images)